22 marzo, 2021
Casa Lo Alto emprendió en 2017 una nueva época que se fundamenta en la protección del medio ambiente y la biodiversidad para la elaboración de Vinos de Paraje, para que su terruño esté contenido en cada una de las botellas.
La Master of Wine Sarah Jane Evans le dio un gran espaldarazo a todo el proyecto al destacar con 90 PUNTOS al Manzán de 2017 en el primer reportaje que la revista británica Decanter dedica a la Bobal. Esta puntuación solo la ha conseguido un número limitado de marcas de todo el mundo, por lo que ha sido recibida con una gran alegría por todo el equipo humano de la bodega al ser incluidos en el selecto grupo de los mejores vinos del Mundo.
En el artículo se dice sobre la Bobal que “es una variedad con potencial, con la que todavía queda mucho por hacer. Lo que necesita es cuidado y atención”. Y en Casa Lo Alto se basan en el cultivo ecológico con prácticas de viticultura sostenibles con el medio ambiente. Las 150 hectáreas de la finca son consideradas como un todo, en el que la vida que se desarrolla en los cultivos de almendro y los bosques de pinos y carrascas interactúa con el viñedo.
Para ello se fomenta la biodiversidad del entorno y se evita el uso de productos químicos de síntesis con la finalidad de mantener la tipicidad de un suelo activo, rico en micro fauna. Por eso cada parcela es diferente y única. Esa diferenciación es lo que se quiere encerrar en cada botella de vino.
En Decanter describen las sensaciones percibidas sobre el Manzán de 2017 como de “nariz intensa de frutos del bosque, chocolate con leche y especias. Entrada atrevida, sabrosa y melancólica, con moka, café amargo y regaliz; textura sedosa con una frescura estimulante. Atractivo”.
Cada una de las añadas del Manzán son diferentes entre sí, se perciben sutiles cambios en los vinos ya que, a medida que vamos conociendo el terreno se comprende mejor lo que dan las cepas. En todas ellas los vinos han fermentado con levaduras autóctonas, y han incorporado los modernos depósitos de hormigón en la fermentación y crianza para que el terruño y la fruta tengan cada vez mayor protagonismo.
Desde 2017 se ha querido profundizar en el conocimiento de cada parcela y se ha iniciado un proyecto de análisis del subsuelo con ultrasonidos que se completará con la realización de calicatas en diversos puntos del terreno. De forma paralela Casa Lo Alto ha emprendido también un Plan de Gestión Forestal en los bosques que rodean la finca para favorecer su efecto protector como filtro ante posibles plagas e influencias externas. Como bien dice Sarah Jane Evans en su artículo, “todavía queda mucho por hacer”.
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