27 agosto, 2019
El Consejo Regulador de la denominación ampurdanesa calcula que la producción será ligeramente superior a la media habitual
Las bodegas de la DO Empordà han comenzado estos días la vendimia del 2019 que se alargará hasta el próximo mes de octubre. Aunque depende de la zona y de la variedad, la vendimia se ha iniciado en general en las fechas tradicionales, es decir entre mediados y finales de agosto. El grueso de la producción se vendimiará durante el mes de septiembre.
Las previsiones de la DO apuntan que la producción de este año será ligeramente superior a la media de la denominación, de unos 60.000 hectolitros anuales. Los datos de producción definitivos no se conocerán hasta finales de octubre, ya que las condiciones meteorológicas de las próximas semanas marcarán la evolución de la maduración de la uva y determinarán el volumen final de la vendimia 2019.
Las abundantes lluvias de la primavera y las altas temperaturas de este verano han propiciado una excelente maduración de la uva en una campaña que se ha caracterizado por la falta de fenómenos meteorológicos o sanitarios que hayan afectado negativamente las viñas. Las olas de calor de los últimos meses han tenido una afectación mínima en los viñedos del Empordà y la mayoría de plantas de la denominación no han sufrido estrés hídrico –falta de agua–. Al contrario, las intermitentes y espaciadas lluvias de los meses de julio y agosto han facilitado una maduración escalonada y tranquila de la uva.
El estado de las viñas es excelente debido a la favorable climatología de la campaña que está permitiendo llegar a la vendimia con el 100% del fruto sano, y una graduación y acidez óptimas. Este hecho permite ser muy optimista respecto a las buenas aptitudes enológicas de la uva, que se espera repercuten en una muy buena calidad de los vinos de la vendimia de este año.
Variedades autóctonas, las mayoritarias
El lledoner –nombre local que recibe la garnacha– es la variedad más mayoritaria en el Empordà y representa una tercera parte de la viña ampurdanesa con 572 de las 1.768 hectáreas plantadas. Destaca especialmente la garnacha tinta con 377 hectáreas, seguida de la blanca, con 88, y la roja, con 61. Las caranyanes –nombre local que reciben las cariñenas– son la otra variedad más representativa, con 402 hectáreas, es decir, el 22% de total. La denominación puede presumir de una riqueza varietal exclusiva, ya que es una zona vinícola que produce todas las variedades de garnachas y cariñenas.
Hoy en día, las variedades autóctonas representan cerca del 65% de todas las viñas de la denominación de origen. El porcentaje de las variedades tradicionales no ha dejado de crecer en los últimos años gracias a la apuesta decidida de los viticultores ampurdaneses por la garnacha, la cariñena, el macabeo o el moscatel. Una tendencia que ha ido acompañada con la aparición de nuevos vinos monovarietales con uvas procedentes de una misma finca. Son propuestas de una nueva generación de viticultores y enólogos, con una buena formación y capacitación, que buscan vinos singulares y con mucha personalidad que sean un reflejo de la zona donde se producen.
Seis millones de botellas vendidas al año
La Denominación de Origen Empordà vende anualmente cerca de 6 millones de botellas. Concretamente en 2018 se vendieron un total de 5.939.296 botellas en todo el mundo, una cifra que representa un incremento del 6% respecto al año anterior con un aumento especialmente significativo en Cataluña, de un 9%.
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