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«La bobal es un caballo que hay que domar; cuando lo haces es uno de los mejores caballos que hay»

7 mayo, 2019

. «El vino es mi vida; me ha enseñado muchas cosas, y todo lo que soy se lo debo a este mundo»

. «El enoturismo es el 100% de la bodega. En Vega Tolosa vendemos más vino en España gracias al turismo del vino»

Raúl Simarro (izda) junto a Juan Miguel Tolosa.

Mª Carmen González

Raúl Simarro vive por y para el vino. El gusanillo por este mundo le entró de bien pequeño, cuando acompañaba a su tío Juan Antonio, enólogo de profesión, a las vendimias. Lo que empezó como una afición pronto se convirtió en su profesión. Tras estudiar en la Escuela de Viticultura de Requena y pasar por varias bodegas, cooperativas y empresas de productos enológicos, Raúl Simarro llegó en 2006 como enólogo a Vega Tolosa, una bodega de Casas Ibáñez adscrita a la DO Manchuela, de la que cada año salen casi medio millón de botellas.

Simarro compagina su labor en Vega Tolosa con el trabajo que desarrolla en la Cooperativa Virgen de la Encarnación, de Casas de Ves, la que hace años llevaba su tío enólogo, y en IOC Enotecnia, una empresa de productos enológicos referente a nivel nacional, donde desempeña la función de delegado comercial de la zona de Manchuela. 

En Vega Tolosa es feliz. Trabajar junto a Juan Miguel Tolosa, el gerente de la bodega, «supone una lección diaria», dice. «Trabajar con él es muy fácil, te da libertad para probar, para experimentar, para hacer lo que quieras. Es un apasionado de su trabajo». En esta bodega de Casas Ibáñez (Albacete), Simarro tiene la posibilidad de utilizar un gran número de variedades (chardonnay, sauvignon blanc, macabeo, moscatel, cabernet, syrah, garnacha tintorera, tempranillo…) lo que da muchas opciones al enólogo y permite a la bodega, incluso, realizar vinos a la carta.

Pero de entre todas las variedades, a la que mayores esfuerzos dedica Vega Tolosa, es la bobal, «la variedad tradicional y autóctona de toda la vida en Manchuela, que desgraciadamente se arrancó mucho hace unos años, pero con la que ya se están haciendo grandes vinos, como nuestro Bobal Icon». Una variedad, destaca, «con un potencial brutal«, antes usada «para manchar, para subir el color de otros vinos», y con la que siempre se han hecho grandes rosados en Manchuela, «los más aromáticos, con un color rosa violáceo brillante muy bonito».

Este potencial también alcanza a los tintos, explica Simarro, «pero no haciéndolos como antiguamente, que era macerándolos mucho, con lo que salían vinos muy duros y estructurados», sino tratándolos de otra manera, «más tranquilamente, con sus tiempos, con sus maceraciones, sus temperaturas…». De esta manera, afirma, «salen vinos muy buenos, muy suaves y aromáticos, con mucho color y que se pueden trabajar en barrica».

El bobal, si lo haces con fuerza, dice, «tiene  mucha fuerza», pero «hay que saber domarlo». «Es rebelde, lo tienes que saber trabajar. Es un caballo que hay que domar, pero cuando lo tienes hecho es uno de los mejores caballos que hay», destaca. De bobal salen varios vinos de Vega Tolosa, como Capricho Di Vino Bobal y Capricho Di Vino Rosado Lágrima Bobal, Finca Los Halcones y el mítico Bobal Icon, «muy reconocido a nivel internacional».

Todos los vinos de Vega Tolosa, señala el enólogo, «transmiten pasión, tradición, corazón», y ‘esconden’ un «inmenso trabajo en campo y en bodega en cada botella». Cada vino, explica Simarro, «está hecho por y para el consumidor; no hacemos los que vinos que nosotros queremos, aunque sí tenemos algún vino de autor, sino lo que pide el consumidor y llevan todo el cariño y el amor que le puedes poner». Sobre los vinos de autor, destaca Cuatro Gatos, del que Simarro se siente «muy orgulloso». «Transmite todo el amor que le tengo al vino. Es un vino un poco más estructurado, para disfrutarlo con pasión».

En total, Vega Tolosa tiene nueve vinos, todos ellos con la etiqueta de ecológico. Un etiquetado que, según explica Simarro, «ahora ya no te hace vender más, porque hay  muchos en el mercado». «Lo que te hace vender es lo que hay dentro de la botella, que tiene que ser bueno y gustarle al consumidor». La bodega está trabajando también en la elaboración de vinos veganos, sin gelatinas porcinas ni productos procedentes del pescado, que sustituyen por proteínas vegetales provenientes del guisante o la patata.

En la bodega albaceteña trabajan con un gran número de variedades, algo que para Simarro no supone un problema, ya que cada una tiene su propio ciclo vegetativo y no se vendimian a la vez. Cada vino se elabora por separado y posteriormente se realizan los coupages que consideran necesarios. «Esto es una ventaja, porque puede venir un cliente y pedir un coupage determinado y estamos capacitados para hacerlo; podemos hacer vinos a la carta«.

Raúl Simarro conoció a Juan Miguel Tolosa, gerente de la bodega, a finales de los 90, cuando este llevaba sus uvas a la cooperativa de Casas Ibáñez en la que trabajaba. En el año 2005, Raúl le hizo a Vega Tolosa su primer vino, Finca Los Halcones. El resultado debió de gustar mucho a la bodega, ya que a partir de ese momento se convirtió en el enólogo de la firma.

Desde entonces, la bodega ha evolucionado «muchísimo». «Hemos pasado de trabajar con una prensa de cadenas, antiquísima, a contar hoy en día con la última tecnología, como nieve carbónica, porque tenemos depósitos de carbónico, tangencial, o una embotelladora de última generación«.

En la actualidad, Vega Tolosa dispone de unas 200 hectáreas de viñedos propios y elabora, según el año, entre 1,5 y 2 millones de kilos, lo que se traduce en unas 300.000-500.000 botellas. Unos vinos que se destinan en un 60% aproximadamente a la exportación (Brasil, México, USA, Alemania, UK, China…) y el resto al mercado nacional. Una cifra que difiere bastante a la de otras bodegas de la zona, que tienen en el exterior su principal mercado. Esto se debe, básicamente, a la apuesta que la bodega albaceteña ha realizado por el enoturismo.

En este sentido, Simarro señala que «antes se exportaba mucho más, pero apostamos por el enoturismo y cada vez se está vendiendo más en España». «Vendemos más vino gracias al turismo del vino, porque la gente va a ver la bodega, qué es lo que se hace allí, cata los vinos, se los lleva y luego tiene la posibilidad de comprarlos en la web». «El enoturismo es el 100% de la bodega», destaca.

«Tenemos que hacer que la gente beba vino, y no podemos permitir que nuestros vinos se vayan en una botella de 25.000 litros a Francia, Alemania o Italia y que ellos no tengan otra cosa que hacer que descargarlos, embotellarlos y venderlos ellos; hay que hacer envases de 750 ml». «Lo que tenemos que hacer es que la gente venga a nuestras bodegas, que conozca nuestras tradiciones, nuestros vinos, y que disfruten de lo que podemos ofrecerles, que en Manchuela es mucho, con parajes excepcionales, como Alcalá del Júcar, uno de los pueblos más bonitos de España», agrega.

Para que la gente vaya «hay que ofrecer algo interesante y que llame la atención», señala Simarro, quien comenta que hay muchas bodegas de Manchuela que están trabajando bien en este campo. Vega Tolosa es una de ellas, con Juan Miguel Tolosa al frente, «uno de los pioneros» del enoturismo de la zona. Al respecto, comenta que la bodega comenzó con una sala de cata para 20-25 personas, y en la actualidad tiene un salón de eventos y catas que puede acoger a 11o personas. «Juan Miguel recibe con los brazos abiertos a los visitantes, les explica el funcionamiento de la bodega, la tradición, da una cata y se ofrece a los turistas la posibilidad de quedarse a comer. Todo el círculo completo», explica.

Además de seguir fomentando el enoturismo, Vega Tolosa tiene otros proyectos en mente, como una línea de espumosos con segunda fermentación en botella que saldrá este año, o la adquisición de un par de fudres de 2500 litros «para trabajar el tema madera con un poco más de volumen y no solo en barrica de 225 litros». «Después, seguro que a Juan Miguel o a mí se nos ocurrirá alguna locura», vaticina Simarro.

DO Manchuela

Raúl Simarro cree firmemente en el potencial de la Manchuela, «una DO joven pero que está apostando por el vino de calidad«, integrada por bodegas «con jóvenes y grandes enólogos que están haciendo cosas muy interesantes».

«Por ponerle una pega es que somos Manchuela y parece que somos la Mancha pequeña, y que nuestros vinos son iguales que los de allí. En Mancha se hacen muy buenos vinos, pero se hace tal cantidad, que hay de todas las calidades. Manchuela tiene que hacer lo que está haciendo, darse a conocer poco a poco en los mercados, tanto nacionales como extranjeros, y apostar por la bobal, con la que se está trabajando muy bien», indica.

«Es cuestión de tiempo, y espero que no mucho, que Manchuela tenga su lugar reconocido dentro de las DO de toda España, y se nos pase la ‘riojitis‘ o ‘riberitis’ y la gente empiece a abrir el abanico». Esto, dice, «viene de la mano del enoturismo». «Cuando el enoturismo se ponga en auge en Manchuela, la gente nos va a conocer y van a ver lo que es esta zona», resalta.

Concluimos la entrevista destacando la pasión que el vino es para Raúl Simarro. «El vino, desde que me lo metieron en las venas es mi vida; no podría vivir sin él y todo lo que lo rodea». «Me ha dado todo lo que soy a día de hoy; me ha enseñado muchas cosas, y no solo a nivel profesional, también a nivel de vida», indica.

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