Jamones Juan Gargallo y Sierra Norte, una combinación de élite

Pepelu González – Fernando Murad, Vicente Escrivá

Si hablamos de la gastronomía y del producto en España, sin duda alguna, hay que hacer una referencia especial al jamón. Un sabroso bocado que ha conseguido traspasar cualquier tipo de frontera, llegando a convertirse en uno de los productos más conocidos a nivel mundial.

En Valencia, si hablamos de jamón, debemos mencionar, obligatoriamente, a Jamones Juan Gargallo. Especialistas en la selección y tratamiento de este producto desde 1964, continúan con la tradición vendiendo, en sus múltiples establecimientos, un sinfín de elaboraciones capaces de sorprender a los paladares más expertos y exigentes. Raúl Gargallo, encargado de recibirnos en nuestra llegada a la tienda, es todo un experto dentro de este mundo. Sus conocimientos y técnicas para conocer, con detalle, y saber comerse un buen jamón son dignas de aparecer en cualquier congreso que esté relacionado con el mundo de la gastronomía.

Raúl Gargallo fue el encargado de recibirnos en su establecimiento de Pérez Galdós 98

Sus jamones fueron acompañados a la perfección con unos vinos que llegaron desde el municipio de Requena, de la mano de Sierra Norte. La bodega, fundada a comienzo de los 2000, contaba con el conocimiento y la tradición familiar del cultivo de los viñedos y de las diferentes variedades de uva que en sus terrenos florecían. Tras una vida dedicada, plenamente, al mundo del vino, necesitaban una bodega propia para hacer de sus elaboraciones, productos de calidad para la venta. El gerente y a su vez enólogo de la Bodega Sierra Norte, Manuel Olmo, fue el encargado de argumentar, con todo lujo de detalles, las características de esos productos que acompañarían a cada uno de los bocados de jamón.

Manuel Olmo nos habló con pasión del mundo del vino y de Sierra Norte

La tarde comenzó con una elección, por parte de Raúl Gargallo, de tres de sus variedades de jamón. Productos de diversas calidades para acompañarlos con vinos de características completamente antagónicas. Es así como, el Jamón Juan Gargallo Premium, nacido en su propio secadero en Teruel, salió a la palestra. Acompañado, contra todo pronóstico, por un vino blanco, el Mariluna Verdejo, desmitificando, por tanto, que el jamón debe ser acompañado por un tinto. El producto de Gargallo llenó nuestras bocas de un delicioso sabor, un gusto que, con el trago del vino se convirtió en una perfecta armonía entre elaboraciones de calidad.

El Mariluna Verdejo perfecto para maridar con el Jamón Juan Gargallo Premium

Llegó el turno del Pasión de Bobal tinto, un vino cuya fama le avala y que maridó a la perfección con un jamón de una calidad superior, concretamente de la categoría de los ibéricos y de 36 meses de curación. Dos productos que, combinados, recuerdan a esos sabores del campo, de las bellotas que comen los cerdos en las dehesas, gustos a roble, a terruño. Una fusión que nos evade con cada uno de sus bocados y sorbos. Este fue el paso previo al broche con el que se cerraría esa armonía formada en la Avenida Pérez Galdós 98.

Pasión de Bobal acompañó al Jamón Ibérico de 36 meses de curación

Ese colofón final llegó con un jamón de bellota de 48 meses de curación que, solo con olerlo, las papilas gustativas comenzaban a salivar. Un producto que llama, todavía más si cabe, la atención de los clientes al presenciar la explicación que Raúl Gargallo realiza sobre este, exponiendo el ‘secreto’ de la grasa blanquecina, compuesta por ácido oleico, que le da un sabor más que exquisito al producto. Como no podía ser de otra manera, este ibérico se acompañó con una de las joyas de la corona de Bodegas Sierra Norte, el Bercial tinto. Un coupage de bobal y cabernet nacidos de viñedos de más de cuarenta años, en suelos de cultivo activos, donde reinan unas buenas condiciones biológicas que facilitan una rápida asimilación de la materia orgánica que se halla en la naturaleza y cuyas uvas nos regalan este vino ecológico y vegano.

Manuel Olmo sirve una copa de Bercial tinto

Una fusión de aromas y sabores que impregnaron el establecimiento con el buen comer y el mejor beber. Una armonía elitista con la que, cualquier amante de la gastronomía quedaría prendado.

Raúl Gargallo y Manuel Olmo brindan por la exquisitez

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