4 diciembre, 2022
Jaime Nicolau
Puede que algunos empiecen ahora a descubrir a Fernando Medina. Ha ganado presencia en primera línea desde su nombramiento como consejero delegado de Dominio de la Vega y, más recientemente, por ser la figura que representa al Cava de Requena en el Consejo Regulador del Cava, con voz y voto, por primera vez en la historia.
Pero la vinculación de Fernando Medina con el mundo del vino viene de mucho tiempo atrás. Una historia que seguramente muchos lectores descubran cuando lean este perfil. Una historia con capítulos de tal notoriedad que permiten comprender la dimensión de su figura.
Fernando Medina se licenció en Derecho, y muy pronto empezó a ejercer con su propio despacho Medina & Coloma. Su relación con el mundo empresarial como figura de asesor jurídico hizo que fuera la persona elegida, con solo 28 años, para defender los intereses de Torre Oria en el histórico pleito contra el Ministerio de Agricultura y la DO Cava que terminó por otorgar a Requena el derecho para elaborar cava en todo su término municipal. Como él mismo recuerda fue una guerra de David contra Goliat. Aquel grupo de bodegueros rebeldes y el propio Medina tomaron entonces una decisión histórica. En lugar de solicitar ese reconocimiento para Torre Oria, decidieron extenderlo a todo el amplísimo término municipal de Requena, uno de los más extensos de España. Y aquella decisión ha permitido que hoy el Cava de Requena viva el mágico momento que vive. La sentencia fue definitiva en 1993.
Ese fue el primer paso, pero no el único. De aquel movimiento surgieron varias bodegas. Una de ellas la emblemática Dominio de la Vega. Fue su gran amigo Álvaro Faubel el que le convenció para que entrara en el proyecto, convirtiéndose en uno de los socios fundadores de la bodega. Fernando pasa décadas dentro del proyecto pero en un voluntario segundo plano, únicamente participando a nivel interno. Una época en la que su actividad le llevó a representar a numerosos colectivos y empresas del sector del vino.
Entra en el consejo de administración en 2015. En 2019 coincide en el tiempo su decisión de colgar la toga con la propuesta desde la bodega para convertirse en CEO de Dominio de la Vega. Y Fernando acepta el reto. Nunca ha dejado de ser bodeguero, pero ahora lo es más si cabe. Ahora es bodeguero ‘de facto’ y vive el día a día de la bodega.
Más recientemente, hace unos meses, trabajó de la mano con Almendralejo para que la DO Cava abriera las puertas a las dos zonas con más producción de cava fuera de Cataluña. Y consiguió el ansiado puesto con el que estas dos regiones tienen por vez primera voz y voto en este Consejo Regulador. «Siempre ha habido un respeto mutuo por parte de los que hemos ido trabajando y colaborando discretamente por el cava de calidad; tan solo queda que podamos completar nuestras aportaciones llevando algunas ideas y criterios al Consejo Regulador del Cava», señalaba Medina al respecto.
Del momento que vive el sector del vino en la Comunitat lo tiene claro: «Los vinos y cavas valencianos viven un excelente momento de salud. Yo diría que como nunca. Se está produciendo el regreso de la gente joven a la viña y eso es una enorme alegría». También cree que es importante seguir dando pasos. «Deberíamos aprender a italianizarnos, humanizar cada botella, vendernos mejor. Y para eso tengo claro que la apuesta por la comunicación y el marketing debe ser innegociable. Son dos conceptos unidos y muy importantes», señala Medina.
Y así es como transcurre ahora, entre vinos y cavas de una de las bodegas más sobresalientes del panorama vitivinícola valenciano, el día a día de Fernando Medina. Colgar la toga para ser bodeguero ‘de facto’.
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