26 diciembre, 2017
J.A.L.
Me gusta llegar a La Pureta y quedarme en la puerta. Este es uno de los locales que tiene un espacio inicial donde sentarse, cambiar los chips y sobre todo dejar preocupaciones fuera y prepararse para disfrutar de una copa, un aperitivo, una comida, merienda, copa otra vez y cena. Con tranquilidad y si quiere más relax, cruce el salón y siéntese en la coqueta terraza que le va a cautivar.
Y es que Fernando tenía muy claro lo que quería para su local y no fue fácil conseguirlo. Con una gran experiencia culinaria y una pasión que se le desborda del cuerpo cada segundo que pasa, Fernando quería ofrecer su cocina fresca de mercado en un sitio diferente.
Aquí, en La Pureta, puedes pedir el plato más sofisticado o los manjares que no olvidarás por su sencillez y los toques de imaginación y buen hacer que emplea este gran profesional. El sitio, como dije, tenía que ser diferente y lo es.
Un local con cuatro sectores para que el cliente elija el que más le acomode. Con mayor o menor intimidad. Fresco y divertido en elevadas mesas. Celebrado por muchos en los sitios de más afluencia.
En todos ellos, el equipo de Fernando ofrece su trabajo diario que llena un abanico de posibilidades porque el horario es amplio y permite degustar muchas de las creaciones del cocinero más que experimentado.
No olvidar a una extraordinaria sumiller de la que hablamos en otro momento. La Pureta, hoy, es local de visita obligatoria.
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