9 septiembre, 2024
Mar Lafuente / Vídeo y foto: Vicent Escivà y Laura Lázaro
En el corazón de Xaló, un municipio alicantino ubicado en la Marina Alta, se encuentra un proyecto vitivinícola con más de un siglo de historia: Bodegas Riko. Oscar Mestre, el miembro más joven de esta bodega familiar, nos ha abierto las puertas para que podamos conocer más en profundidad este proyecto que es mucho más que una empresa para él, es un legado familiar que le ha permitido enamorarse del mundo del vino y empezar a cumplir un sueño. Y es que su pasión es tan profunda como sus raíces en estas tierras.
Nosotros pudimos conocer el edificio central de la bodega, conocido como ‘La Coladora’, que tiene más de 250 años y representa el alma de la familia. En su momento fue un humilde garaje, un espacio donde el bisabuelo de Oscar vendía vino a los vecinos. Poco a poco fue creciendo vendiendo vino a granel hasta convertirse en la bodega que es hoy en día. Un proyecto que representa la importancia que han tenido los vinos a granel en la historia vitivinícola de Alicante, la Comunitat Valenciana, y en general nuestro país; como bien asegura Oscar, “Bodegas Riko es tradición, una tradición que creo que representa a gran parte del mundo del vino en España”.
Aunque conservar la tradición y la venta de vinos a granel sigue siendo una de sus máximas, no quiere decir que no estén dispuestos a innovar y amoldarse a los tiempos que corren, adaptándose a un mercado en el que los vinos embotellados de alta calidad están ganando cada vez más terreno. Es por eso que ahora también elaboran vinos de calidad con los viñedos más viejos y de mejor rendimiento. Las variedades que predominan en sus tierras son la moscatel y la giró, dos uvas emblemáticas en el valle donde se encuentran. Sin embargo, Oscar también está redescubriendo y reproduciendo otras variedades locales como son macabeo, merseguera, monastrell y forcallat, con el objetivo de poner en valor estos viñedos históricos de donde nacen.
El joven enólogo tiene un arraigo muy fuerte con los viñedos, tanto que podríamos decir que su función en la bodega es más la de cuidar y mimar las cepas que la de un enólogo al uso. “Paso más tiempo en los campos que en la bodega”, asegura, y es que su tarea principal es la de cuidar muchas viñas que se quedan abandonadas por otros viticultores y seleccionar las parcelas con mejor potencial para poder integrarlas en el proyecto de la bodega, un trabajo que asegura que estos viñedos viejos continúen y puedan convertirse en vinos de calidad. Oscar y su hermana Marina tienen una nueva persepectiva y un proyecto para seguir alimentando el legado familiar.
La experiencia que adquirió Oscar en Bodegas Riko, junto a sus conocimientos en enología, le ha hecho lanzarse y poner en marcha un proyecto propio bajo el nombre ‘Oscar Mestre’. Aunque respeta y continúa con la filosofía que ha guiado a la bodega durante generaciones, ha decidido empezar a dibujar su propio camino elaborando vinos con una filosofía que prioriza la tierra y las variedades autóctonas: “empezamos a trabajar en orgánico, dejando que sea el viñedo el que hable, sin manipular los vinos para que se adapten a nuestros deseos”, afirma.
A pesar de que lleva muy poco tiempo en marcha, los vinos de su proyecto más personal ya están haciéndose un hueco en el mercado. Sus vinos pueden entenderse a través de una pirámide. En la base, se encuentran los vinos de la gama Renaix, un “renacer” de los vinos jóvenes, que aunque a menudo se subestiman, el enólogo ha querido darles el valor que merecen, elaborándolos con cariño y seleccionando los mejores viñedos. En el nivel intermedio están los vinos que llevan su nombre y el nombre del proyecto, Oscar Mestre, estos representan las diferentes zonas del valle de Xaló, con suelos y altitudes muy variadas que aportan una gran diversidad al producto final. Y en la cúspide están los vinos parcelarios, estas son las referencias más ambiciosas, ya que con ellas busca capturar la esencia única de viñedos específicos que, según Oscar, “hablan otro idioma”.
Con todo ello, Bodegas Riko representa cómo la tradición puede seguir teniendo su hueco y Oscar Mestre el esfuerzo y la pasión con la que aún los jóvenes cogen con ganas los proyectos familiares e incluso dan forma a los suyos propios. Poner un pie en Bodegas Riko y descubrir ambos proyectos es saborear el legado de generaciones y, a la vez, el espíritu de un jóven enólogo con una visión clara y apasionada por el que el vino puede llegar a ser.
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