26 mayo, 2022
Mar Lafuente
Hay muchas formas de entender el vino. En Bodegas La Purísima lo entienden como “una obra de arte” y es que con los vinos que elaboran consiguen expresar un territorio (el de la Denominación de Origen Yecla), una tradición (desde 1946 elaborando vino) y un espíritu (el que tuvieron sus fundadores de apostar por la calidad y la autenticidad). Uniendo su larga historia con una filosofía joven, moderna y actual consiguen crear sus propias obras de arte en forma de vino. Entre su amplia gama, hoy descubrimos su dulce de Monastrell ‘Enesencia’.
Con la intención de mejorar la calidad de los vinos que se elaboraban en Yecla (Murcia), varios agricultores aunaron sus esfuerzos fundando, en 1946, Bodegas La Purísima. Desde entonces hasta ahora, han sido años marcados por el compromiso, la calidad, la innovación y la tradición. Con todo este trabajo, actualmente han conseguido posicionarse como una de las bodegas referentes en la región y con 3325 hectáreas de viñedo, lo que supone casi un 60% del territorio de la Denominación de Origen Yecla.
De todos estos viñedos y como en la mayor parte de la provincia, la variedad autóctona que reina en el territorio de la bodega es la uva Monastrell. Con ella elaboran algunos de sus vinos, también su dulce Enesencia.
Para su elaboración hacen una clasificación natural de la uva. Con una sobre-maduración que se realiza sobre la cepa sin necesidad de ningún tipo de podredumbre noble. Gracias a esto consiguen una concentración de azúcares y ácidos sin cambios en su equilibrio, algo que solo es posible por la vieja edad de las cepas, de bajo rendimiento y con una exposición muy determinada. Sin duda, “un regalo único que nos ofrece el clima de Yecla”.
Enesencia
Color: picota, muy cubierto.
Aroma: intenso, extravagante, dominado por aromas a frutas pasificadas, dulce de membrillo, albaricoque seco y notas tostadas. Al airearse aparecen notas mentoladas, a bergamota, eucaliptos y a deliciosas pepitas de chocolate negro.
Boca: el adjetivo que mejor lo define es untuosidad. Un vino goloso y a la vez con una gran viveza que proporciona una sorprendente acidez. En ningún momento resulta empalagoso, aunque sí nos deje un largo final en boca chocolateado.
En definitiva, un vino de lo más especial que, como aseguran desde la bodega, “es un auténtico homenaje para los postres más elaborados”.
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