El vino, tercer producto en la cesta durante la cuarentena

La situación excepcional que vivimos nos está mostrando comportamientos sorprendentes en cuanto a la cesta de la compra.  Según ha desvelado un estudio de la app Gelt sobre la actividad de los compradores españoles en los supermercados, en estos momentos se está realizando lo que los expertos denominan “compra de búnker”, un aprovisionamiento de cara al largo periodo de aislamiento en casa. Si les preguntamos por el producto estrella, obviamente todos responderán que el papel higiénico, y así es. El segundo escalón del ránking es para la cerveza, pero el tercero es definitivamente propiedad del vino, que ha visto incrementada su presencia en los carros de la compra hasta en un 42%, durante las primeras semanas de marzo. El resto de la lista más habitual está formado por alimentos no perecederos y artículos de higiene y desinfección: arroz, alcohol, aceite, legumbres, pasta, conservas y limpiadores como los de alcohol o la lejía.

Y es que el vino ha vuelto a ocupar un lugar en las mesas españolas con fuerza, regresando a hábitos del pasado como comer y cenar en familia y sin prisa, con la frasca compartiendo lienzo con los alimentos. Es una de las reflexiones profundas que esta crisis sanitaria nos deja: ser capaces de analizar si ¿merece la pena vivir a un ritmo tan frenético como el que llevamos, o es más importante disfrutar lo que tenemos tan cerca que muchas veces no valoramos? Seguramente un equilibrio entre ambas opciones sea lo más racional, pero esa balanza se había desequilibrado claramente hacia la primera opción.

También aquí cabe responder despejar todas las dudas sobre el vino y el COVID-19. La Federación Española de Enología ha recibido numerosas solicitudes de los miembros y otras categorías profesionales sobre diversas cuestiones, entre ellas la posible contaminación del vino, la posible contaminación de los envases, o la limitación de los efectos del vino en la acción del virus.

A este respecto, con la debida precaución, debido a que se trata de un nuevo virus, FEAE, tras un debate con importantes representantes de la comunidad médica y otras asociaciones internacionales de enólogos, señala lo siguiente:

1. La supervivencia del virus en el vino parece imposible porque la combinación concomitante de la presencia de alcohol, un ambiente hipotónico, y la presencia de polifenoles, impide la vida y la multiplicación del propio virus.
2. La contaminación por el embalaje parece ser muy remota, si no estadísticamente inexistente, también en vista de la corta vida del virus y la ausencia de un positivo huésped vivo «biológico».
3. El consumo moderado de vino, vinculado al consumo responsable, puede contribuir a una mejor higiene de la cavidad bucal y la faringe, esta última zona donde anidan los virus durante las infecciones.

Si vamos sumando todas estas variables, y le unimos los buenos momentos a los que te transporta una copa de vino o un brindis, por ejemplo, tenemos algunas claves de por qué el vino ocupa un lugar importante en la cesta de la compra y en las mesas españolas, en momentos como el que nos ha tocado vivir.

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