3 abril, 2017
José Antonio López
Andrés estaba que no cabía de gozo. Se multiplicaba en todas partes y era el centro de abrazos y elogios. Y es que, muy pocas veces, la sinfonía de los motores de las mejores motos, suenan en la puerta de Ostrarium de la calle Chile.
Turismoto ha condecorado a este gran Andrés con el nombramiento de Embajador de Pingüinos en Valencia.
Estoy con Fernando Guilarte, con José Manuel, con Emilio, con Jesús. Todos ellos componentes de Ambar y Pingüinos. Han venido de Zaragoza y de Valladolid. Han traído hermandad, ilusión y mucho cariño al nombramiento de Andrés.
En ese reservado de Ostrarium se juntaron las lecciones magistrales sobre la cerveza Ambar, familiar donde las haya y selectas donde las hay, y la selección de ostras, de todo tipo y presentadas de mil y una manera que solo el maestro Andrés y su equipo, saben poner.
Prensa, amigos, moteros y el orgullo del suéter rojo que te distingue y abre la puerta a la familia Pingüinos. Celebraban el nombramiento y su treinta y cuatro convención.
No hay distancias.
Hay pasión.
Ambar se unió a la fiesta que duró el tiempo necesario para convertirla en acontecimiento.
Sencillo pero grande. Tendremos que ir a Valladolid porque los vallisoletanos y otros amigos nos abrieron sus brazos de moteros y nos ofrecieron el asiento en las máquinas que te llevan a todo el mundo conduciendo con el corazón.
Ya eres embajador Pingüino, Andrés.
Te lo mereces.
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