14 diciembre, 2017
Jaime Nicolau
Sirva el comentario hacia Fernando Tarín para reconocer el trabajo que cientos y cientos de enólogos realizan dentro del mundo cooperativista. O lo que es lo mismo, trabajando codo a codo con los viticultores para que estos adapten su manera de trabajar a las necesidades concretas de la firma en producto y para que a la vez vean recompensados esos esfuerzos con unos precios dignos.
Tarín no es el enólogo más mediático de la Comunidad Valenciana, pero esa discreción buscada no ha evitado que otros fijen la mirada en su trabajo y le hayan visto merecedor de numerosos galardones por su esfuerzo y dedicación. El buen momento de Reymos se debe, en gran medida, al enorme trabajo de este enólogo.
Y es que Reymos ha dado un notable giro de timón en los últimos años, en los que ha adoptado la marca de uno de sus productos más emblemáticos, si no el que más. Pero a la vez ha sabido compaginar la elaboración de productos con los que espera dos cosas: satisfacer las necesidades de un mercado cada vez más exigente y atraer al público joven.
Es, por tanto, de destacar el papel de un enólogo que ha encajado a las mil maravillas en la manera de hacer las cosas de una cooperativa que históricamente ha sido el motor para la comarca en la que se enclava. Sirva este guiño a Fernando Tarín como propio para todos los enólogos de bodegas con el modelo cooperativista.
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