11 febrero, 2019
Jaime Nicolau
Cuando un proyecto encuentra la senda del éxito todo parece más fácil, aunque no lo es. Bodegas Vegamar es una de esas firmas que, en sólo 5 años, ha pasado de vender 185.000 botellas a rozar las 700.000. Repetimos la mayor: no es fácil.
La firma adscrita a la Denominación de Origen Valencia presentaba ayer las nuevas añadas de sus vinos tranquilos, una saga de 10 productos que en este nuevo año presentaban también algunas novedades. Tomaron la palabra los responsables técnicos de la la firma, su director técnico Pablo Ossorio y su enóloga Mari Paz Quílez. Ambos han logrado conformar un equipo que funciona con un engranaje perfecto, secundados por un equipo comercial que seguramente esté entre los mejores de este país, sin temor a equivocarnos.
Abrieron plaza los vinos jóvenes, que hasta ahora se agrupaban bajo el sello de Vegamar Selección y eran los varietales identificados con las etiquetas de la huella. A partir de ahora son eso, Huella de Merseguera, Sauvignon Blanc, Garnacha, Syrah, Merlot y Rosé. Recordaba Ossorio lo complicado de la añada antes de hablar de la espectacular Merseguera. La variedad autóctona ha tomado la palabra de manera definitiva y representará ya este año cerca de 75.000 botellas del total, con un crecimiento notable. Le siguió el Sauvignon Blanc. Valores seguros ambos, notables diferencias entre sí con las particularidades de cada variedad. En común: una logradísima untuosidad en boca, en gran parte gracias a la técnica de la estabulación, utilizada este año por primera vez por el tándem Ossorio/Quílez. Para seguir con los blancos llegó el turno del Vegamar Blanco de Autor. Aquí se fusionan esa Sauvignon Blanc con Moscatel de Alejandría. El resultado: uno de los vinos más laureados del panorama vitivinícola valenciano.
Con el Huella Merlot Rosé llegaba uno de los momentos álgidos. Se trata de un producto que ha gozado de una enorme acogida con su espectacular color piel de cebolla, afrancesado y perfecto para nuestro clima mediterráneo. «Me atrevo a decir que es la mejor añada que hemos hecho», señalaba Ossorio. Es un producto que se agota todos los años y del que en la añada 2018 salen 65.000 botellas.
Le siguieron los tintos de la saga Huella: Garnacha y Syrah, gama que completa el Merlot. Dieron paso al Crianza de Vegamar y después el Reserva, dos vinos que siguen teniendo mercado, especialmente con un potencial de crecimiento el primero, y que coinciden en tener muy presente la fruta y un equilibrio muy marcado. Cada uno tiene su público, pero ambos son una garantía. Cerró plaza en los tintos Esencia de Vegamar, el espectacular garnacha y syrah con 14 meses de crianza que representa la máxima expresión de la bodega, siendo el vino más premiado del año por la crítica especializa, que ha entregado más de 45 galardones a un total de 10 vinos de la firma. Es la señal inequívoca del buen camino tomado. Y para cerrar plaza el Dulce natural de Vegamar, elaborado con Moscatel.
Vegamar ha tomado la bandera del Alto Turia.
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