Don Pablo: Jesús y Amparo

J.A.L.
Les hablo del año 1985 cuando dos profesionales como la copa de un pino, Chimo Valencia y José Carrasco, inauguran un local en la calle Emperador, muy cerca de El Corte Inglés y travesía de D. Juan de Austria que ayudó, en gran manera, a cambiar la oferta gastronómica de Valencia.

Quien haya visitado el establecimiento en su amplísimo horario comercial, podrá dar fe de un impecable servicio, de un muy exigente producto y de una admirable atención.

A todas horas y por todo el personal.

Jesús, estaba con el grupo desde el primer momento. Su misión era cocinar, interpretar las inquietudes culinarias de los “jefes” y aportar sus conocimientos. El espacio de que disponía y dispone es para declararlo como “milagro” o “misión imposible” salvo que, quien esté al mando del mismo sea una persona entregada y dispuesta a aceptar y superar cualquier reto.

Jesús ha hecho lo imposible. Y sé de lo que hablo. Un local repleto a todas horas y una exigente demanda porque esa era la oferta que Don Pablo da. Y, él, el cocinero, el profesional, dale que te pego al pie de fogones sin dejar ni un campo libre ni una sonrisa a la que corresponder. Todavía los cocineros no eran famosos y mucho menos estrellas. Él, sin saberlo, colaboró a abrir los caminos del cielo de la buena, sencilla y maravillosa gastronomía.

Amparo se incorporó un año más tarde y se encontró con el “cascarrabias” que nunca se quejaba y que estaba dispuesto a compartir sabiduría y a aprender a sonreír mucho mejor de lo que lo hacía.

Uno y otro, juntos en el trabajo, han seguido manteniendo durante todos estos años el altísimo nivel que Don Pablo tiene.

Hay platos que son y serán recordados por distintas generaciones.

Su ensaladilla rusa, sus arroces, sus carnes trinchadas con ajitos tiernos e incluso ese pan tostado de vuelta y vuelta al que sólo se le acompañaba un buen aceite.

Amparo y Jesús han escrito una página muy grande en la historia de la gastronomía valenciana. Día a día, minuto a minuto, sacrificio a sacrificio. Nunca han salido a la sala a saludar, pero se han sentido satisfechos cuando plato tras plato se presentan limpios después de degustar su contenido.

Es de respeto y cariño por mi parte y por todos los que tenemos la satisfacción de conocerlos que, por su grandeza humana, profesionalidad, atención al cliente, entrega, buen humor, humildad y servicio a todos durante estos años, Amparo y Jesús sean nombrados AMIGOS ENTRAÑABLES y que podamos darles las gracias muchos años más por las satisfacciones que nos dan cada día.

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