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De cultivar pasas a elaborar vino, por otros 125 años

28 octubre, 2020

Colin Harkness / Twitter: @colinonwine / Instagram: colinharkness53

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Debido a las normas establecidas, una colaboración interesante entre Bodegas Uvas Cabrera, en Benissa, Alicante y Bodegas Daniel Belda en Fontanares, Valencia da como resultado un buen vino.

Personalmente, cuando veo un vino que no lleva el epíteto «DO» me intriga y, siempre que el precio no se corresponda al de un vino de poca calidad, a menudo lo compro. Hay muchos vinos hechos en España de un gran nivel, pero que no tienen Denominación de Origen. Algunos de ellos podrían ser el equivalente español a los «súper toscanos», vinos de una calidad excepcional elaborados en la Toscana, pero que no cumplen todas las reglas para ser Denominación de Origen.

Uvas Cabrera elabora solamente un vino, un muy buen vino blanco seco de moscatel. ¡Y sin DO, claro! Aunque no siempre elaboraron vinos. En 1895, don Vicente Cabrera Baydal, consciente del efervescente negocio nacional e internacional con las pasas, estableció su empresa agrícola, Uvas Cabrera, en Benissa y comenzó a cultivar uva moscatel para secarla, mandarla en burro a Denia y, desde allí, exportarla a todo el mundo. Para las condiciones tan modestas de la España de aquellos tiempos, las cosas iban bien. Al menos hasta que empezó la competencia, especialmente de Turquía.

También había una ligera variación en la demanda, los clientes estaban interesados en comprar uvas sin pepitas. Y sí, incluso antes de la ingeniería genética actual había uvas sin pepitas. El hijo de don Vicente comenzó a diversificar hasta cierto punto en lugar de centrarse exclusivamente en las pasas. Además, plantó uvas de mesa para venderlas tal cual. Por suerte, los viñedos que gestionaban producían uva moscatel de una calidad excelente. Tenían una gran demanda.

Ximo Cabrera, la cuarta generación de la familia, ha añadido hace poco otra carta a su baraja: ha decidido hacer vino también. Si los viñedos de la familia pueden producir uvas de mesa de la más alta calidad, seguramente también pueden emplearse para hacer vino del mismo nivel. Genial, pero Ximo es agricultor, cultiva uva, no es enólogo. Que pase pues el famoso enólogo Daniel Belda, de las epónimas bodegas Daniel Belda.

Me cautivó oír la historia de cómo, de alguna manera, el vino que tenía en frente había llegado a la mesa de la casa de Ximo, donde le hice una visita recientemente. Una historia que abarca 125 años y que todavía continúa, ya que el hijo de Ximo, la quinta generación, también trabaja el viñedo. Rodeados por, como estábamos, por todos esos hermosos viñedos, casi podía oír el ruido de los viejos aperos mientras la familia desempeñaba su labor. Unos aperos que actualmente decoran las paredes como si fueran parte de un museo viviente. Para mí el vino sabe mucho mejor cuando hay una historia detrás de él. Y España está repleta de esta clase de vinos.

La familia actualmente posee unas 50 hectáreas de viñedos, pero solo aquellas que rodean la casa, una hectárea y media, se utiliza para este nuevo proyecto, la elaboración de vinos moscatel secos y de calidad. Ya recogidas las uvas, las vides estaban en ese período otoñal en que las hojas cambian de color antes de caerse al suelo.

Mientras paseábamos por las vides bajo un sol espléndido, había muchas pruebas de uno de los problemas a los que Ximo tiene que enfrentarse: ¡excrementos de conejo! Los conejos se comen las uvas, pero ese no es el único animal que mantiene alerta a Ximo y a su hijo. Hay muchos jabalís que recorren grandes distancias en busca de comida y a los que les encantan los brotes que les salen a las vides al comienzo de la primavera. ¡Los viñedos como los de Ximo son el paraíso de los jabalís!

Aun así, los bichejos no vencieron. Las uvas de 2020 estaban en perfectas condiciones y había bastantes. Fue, de hecho, uno de los mejores años según Ximo. Mucho mejor que en 2019 cuando Uvas Cabrera no hacía vino porque consideraban que su calidad no era lo suficientemente buena. Mientras Ximo y yo conversábamos, la añada de 2020 estaba fermentándose en las Bodegas Daniel Belda.

Percibí una mirada algo triste en Ximo que pude entenderla cuando le pregunté cuántas botellas iba a producir con este año tan fantástico. Por desgracia, me dijo que a causa del Covid-19 han decidido embotellar sobre 1 000 vinos menos este año. Las ventas no están a los niveles a los que deberían estar. Por tanto, espera que la añada de 2020 para justo antes de navidad se traduzca en 4 000 botellas en lugar de 5 000 o 6 000, como es habitual. En principio cada añada se vende antes que la siguiente. Ximo espera que, aunque con una producción menor, ese sea el caso este año.

El año pasado, al inicio del verano, probé el vino moscatel de Uvas Cabrera en la excelente feria del vino de Jesús Pobre (por cierto, ¡no os la perdáis el año que viene!) y me cautivó su historia y también la manera singular y sugerente de cómo vienen embalados los vinos cuando se venden. Las cajas de madera con capacidad para unas 2,000 uvas de mesa estaban rellenas con virutas de madera para poder colocar de forma diagonal el vino. En las cajas más grandes, en las que cabrían unas 5.000 uvas, metían 5 botellas colocadas de arriba abajo. ¡Increíble!

Es destacable que el dibujo de la etiqueta es de una vid al natural y se ajusta perfectamente. Se pueden ver cuatro «ramas» que salen de un tronco viejo y retorcido y que representan las cuatro generaciones detrás de Uvas Cabrera. A la cuarta, además, le crece otra rama. Efectivamente, es lo que piensas, el hijo de Ximo, la quinta generación.

Pues bien, tenía ganas de probarlo de nuevo, con Ximo, en la comodidad de su casa. Sin embargo, no tenían de ese brebaje sobresaliente, joven y fresco, lo habían vendido todo. Mi cara de consternación no coincidía con la de Ximo. Se guardaba un as bajo la manga.

Ximo es un gran partidario de dos estilos de vino seco moscatel: el estilo joven, vivaz, y fresco, pero también del que ha madurado un poco en botella. La maduración en botella, sin usar barricas, puede durar unos 5 años debido a la alta graduación del vino (14-14,5 %). Ximo entró en la casa y trajo un vino dorado de 2017 y me presentó este estilo de vino.

¡Ahora entiendo por qué le gusta así! De color dorado, desprende aromas a miel seca desde la copa junto con un perfume pronunciado a jazmín y un aroma a flores blancas prensadas con un pequeño toque del típico olor a uva pasa tan normal en los moscateles jóvenes.

El vino domina toda la boca. Es completo y redondo, con algo de miel, pero sin ningún indicio de dulzor. También tiene algo de acidez a ciruelas amarillas y a un poco de manzanas amarillas viejas de Inglaterra.

Un vino fabuloso.

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