Cuando Noemí desaprende salta la ‘Lievre’

Jaime Nicolau

Desaprender es un verbo que puede llegar a ser bello. Muchas veces la teoría se queda para los libros, porque la práctica te dicta otra realidad. Te obliga a olvidarte de lo aprendido y aplicar el sentido común para volver a aprender. Y es que en el mundeo del vino valenciano hubo un tiempo hace poco más de dos décadas, en el que los enólogos solo miraban los libros sin escuchar a la tierra. Y los libros hablaban de variedades francesas, también llamadas mejorantes, como la fórmula infalible del éxito. Afortunadamente se dieron cuenta a tiempo. Rebobinaron la cinta y se pusieron a escuchar a la tierra, a la viña e incluso a los viticultores más veteranos del territorio. Y en todos los casos el camino era justo el contrario. Apostar por variedades autóctonas que siempre habían estado presentes en la viticultura de cada uno de los territorios.

Y ese es el caso de Noemí Arroyo, una excelente enóloga que confió en esa parte científica en algunos momentos de su ya dilatada carrera. Pero a comienzos de la segunda década del siglo XXI algo hizo click en su cabeza y en su corazón. «Comencé a desaprender la parte que nos contaban los libros y me puse a escuchar y aprender de los viticultores de la zona de Fuenterrobles». Y ahí gestó su ‘revolución personal’ dando vida a un proyecto que desde 2014 ha dado mucho que hablar en el panorama vitivinícola valenciano. Ahora abandona el Noemi Wines para ir directos al grano con De Noemí, el nuevo nombre de un proyecto que estrena también novedades en sus vinos.

Pero no es el único cambio. Si hasta ahora su vino más emblemático era la saga Innato, para esta nueva etapa ha decidido que la gama sea «La Lievre» de Noemí con dos monovarietales que van a dar mucho que hablar. Un tinto de bobal centenario y un blanco de merseguera. Dos variedades autóctonas que en manos de Noemí son tragos excepcionales.

Condujo el acto la más laureada de las sumilleres valencianas, Manuela Romeralo. Contó Manuela que allá por 2014 descubrió la bodega de mano de Exuperio. Descubrió a una mujer de fuertes convicciones y con las cosas muy claras. «Cuando me ocurre esto de descubrir una bodega nueva como me pasó con Noemí en 2014 me llevo una gran alegría, pero al mismo tiempo decido tener calma y ver cómo evoluciona el proyecto, porque creo que lo importante es crear una trayectoria con esas convicciones. Y Noemí ha mantenido esa esencia que me cautivó estos 10 años», explicó Manuela.

El resultado se tangibiliza ahora en dos vinos La Lievre: bobal y merseguera. Pronto les seguirá, La Savia, también con «uve» de Vino y Valentía. ¿Por qué Lievre? «porque define muy bien lo que soy: ciencia, técnica y pasión por el campo», resume Noemí. Ambos vinos tienen un PVP recomendado de 16 euros.

A la vista se presenta de capa media. En nariz, tiene un aroma envolvente a fruta bobal, fruta negra y torrefactos, bien conjugado con su crianza sobre lías. Es un vino aromático y complejo. Paso suave en boca, equilibrado y de postgusto medio. Tanino maduro. Textura envolvente y estructura sin estridencias. Conjuga discreción, seriedad y delicadeza.

Por su parte, La Lievre blanco proviene de la también autóctona merseguera, recolectada de forma manual y selectiva.  Criado sobre sus propias lías durante cuatro meses. Se trata de una apuesta personal de Noemí, en una zona tradicional de tintos a una altitud de 900 metros.

A  la vista se presenta amarillo pajizo pálido. En nariz es un vino aromático, donde se ha podido obtener la parte más viva y noble de la uva merseguera, cuidando los detalles. En boca es suave y agradable, notamos su untuosidad, deja una sensación de frescura, propia de su acidez. Invita a seguir bebiendo.

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