4 marzo, 2021
Mar Lafuente
Silvano García, nacido en Jumilla, empezó en el mundo del vino de una forma muy natural. A los 14 años ya le echaba una mano a su padre con la bodega al terminar las clases. Eran otros tiempos y todos arrimaban el hombro al proyecto familiar, sin cortapisas de la edad. Más tarde decidió irse a Madrid a estudiar enología en la Escuela de la Vid y el Vino hasta que se incorporó a la bodega. Entonces le dio un cambio a los vinos que realizaban y comenzó a recuperar tradiciones que se habían perdido, como la elaboración de vinos dulces de Monastrell. Y hasta ahora que, desde diciembre de 2019, es el Presidente de la Denominación de Origen Protegida Jumilla, convencido de que en el sector del vino todos pueden aportar su granito de arena para trabajar en equipo haciendo fuerte al conjunto.
5barricas.- ¿Qué supone para un bodeguero ser Presidente, en este caso, de la DOP Jumilla?
Silvano García.- Yo empecé en este mundo cuando era un niño, un adolescente. El mundo del vino es algo que me ha gustado de siempre. Recuerdo cuando saqué mi primer vino embotellado, el orgullo que se siente cuando un cliente da una buena cata o pasa un buen rato con un producto que has elaborado tú, que le has puesto esa marca, esa etiqueta, que sabes de dónde viene… Es algo que da mucho orgullo. Respecto al tema del Consejo Regulador, creo que todos tenemos que aportar algo al sector en el que trabajamos. Yo entiendo que las empresas y las personas no pueden vivir aisladas, sino que tienen que trabajar en un proyecto común que, en nuestro caso, es defender el origen, el vino y la marca de la Denominación de Origen Jumilla. Ahora me ha tocado vivir esta etapa, pero entiendo que todos los compañeros que estamos en este trayecto tenemos cosas que aportar a este proyecto común. Lo bonito de todo esto es jugar en equipo y, en muchas ocasiones, olvidarnos de las individualidades.
5b.- Si hiciéramos una radiografía del territorio de la Denominación de Origen Jumilla, ¿cómo sería?
S.G.- Jumilla es un territorio que abarca dos comunidades autónomas. Es un proyecto muy bonito en este sentido porque siempre se suelen poner límites entre comunidades y, sin embargo, la DOP Jumilla abarca parte de Murcia y parte de Albacete. Contamos con una zona en la que los rendimientos son más bajos que en otros lugares, pero esto nos hace obtener uvas y vinos más concentrados; el único camino que tenemos en Jumilla es apostar por la calidad, porque no podemos competir en grandes producciones. Cuenta con unos 2.000 viticultores, viticultores de pequeño tamaño, explotaciones un poco más grandes o viñedos que son propiedad de bodegas, es decir, con características muy diferentes. Tenemos una altitud entre los 400 y 800 metros, incluso algún viñedo a más altura, y otra serie de características que al final confluyen en que tengamos una zona diferente y atractiva. Es una tierra en la que se puede disfrutar del vino como producto, pero también del territorio.
5b.- Si hablamos de variedades la monastrell es la reina pero van surgiendo otros proyectos…
S.G.- Es obvio que la variedad principal de nuestro territorio es la Monastrell. Actualmente tenemos en torno a unas 22.000 hectáreas, de las que la mayoría del cultivo pertenece a viñedos de variedades tintas, alrededor del 85%, y de ellas la mayoría es monastrell, aunque en los últimos años, la elaboración y la calidad en los vinos blancos también se ha incrementado mucho. En variedades tintas también tenemos Tempranillo, Garnacha, Garnacha Tintorera, Syrah y Merlot; y de variedades blancas Airén, Macabeo, Verdejo, Moscatel de grano menudo y Chardonnay. Los blancos son muy demandados y en los últimos años hemos dado un gran salto cualitativo en lo que se refiere a su elaboración. Nuestra zona está más adaptada a la elaboración de tintos porque durante el año tenemos más de 3.000 horas de sol y las lluvias son muy cortas y un blanco requiere mayor altitud y mayor frío por lo que adaptar el viñedo a estas variedades es más complicado, pero se ha trabajado mucho en este aspecto. También producimos rosados de Monastrell que el resultado son vinos muy interesantes y funcionan muy bien en algunos mercados. En definitiva, creo que hay diversidad de vinos que dan mucha riqueza en la zona, aunque la Monastrell siga siendo el eje central.
5b.- ‘El equilibrio perfecto’ así habéis descrito la personalidad de los vinos DOP Jumilla…
S.G.- La suerte que tenemos en la DOP Jumilla es que un porcentaje muy alto del viñedo, un 90%, está cultivado en ecológico. La ventaja es que es un ecológico natural. Por las horas de sol y las pocas lluvias, las plagas son más bajas que en otras zonas y se consigue controlarlas de una manera más sencilla y hace que el resultado final sea muy interesante. Y esto se transmite en los vinos. Cuando pruebas un tinto de Jumilla estás disfrutando del territorio, de la Monastrell que es una uva de racimo pequeño y, por tanto, está más concentrada y con la que se pueden obtener vinos con mucha fruta y muy aromáticos, en muchas ocasiones son más golosos en boca.
5b.- ¿El consumidor está mirando más al producto local tras la pandemia?
S.G.- Sí. Tendemos a globalizar todo, pero al final buscar productos que tienen una esencia diferente y que son característicos de una zona nos aporta algo distinto, por ejemplo, la ecología del producto y la naturaleza. Creo que en este tiempo hemos visto que las cosas naturales, con más autenticidad y más sinceras están ganando peso. Con un vino como el que tenemos en Jumilla con ese porcentaje ecológico, ese territorio y esa variedad diferencial se puede ver fortalecido. En pocos meses, los primeros de la pandemia cuando estábamos en casa, el consumo del vino se disparó y, al estar más tiempo en casa, se recuperaron costumbres antiguas, con comidas que se volvieron más relajadas y eso fue una oportunidad para el vino, ya que tuvo mucha más presencia en los hogares porque cuando las personas tenemos tiempo, el vino sale beneficiado.
5b.- Si hablamos de la comercialización ¿Qué peso tiene el mercado nacional? ¿Y el internacional?
S.G.- En la Denominación de Origen Jumilla se comercializa un 65% de los vinos fuera de España y el 35% restante se queda aquí. En los tiempos en los que nos encontramos, el mercado que más se ha visto afectado ha sido el nacional, pues la hostelería ha visto cerrados todos sus canales; pero también es verdad que una de las cosas buenas que nos ha traído la pandemia, si es que se puede decir así, es que ha aumentado el consumo de los vinos. Entonces nosotros en cifras, respecto al año anterior, las ventas han bajado un 3-4% únicamente. Es un dato negativo porque los vinos que mayoritariamente se venden en el sector hostelero son los de más rentabilidad y la comercialización en grandes superficies son vinos de una gama más modesta. Pero hay una parte positiva que son las ventas por internet y el consumo en casa.
5b.- Hace poco lanzasteis una noticia anunciando vuestra consolidación en China, presentándoos como territorio vinícola de gran interés para este mercado ¿qué importancia tiene el cliente chino para la DOP Jumilla?
S.G.- China es uno de los países donde más volumen de exportaciones estamos haciendo. Llevamos un año sin hacer ninguna feria física, ninguna misión directa, entonces estamos enfocando la promoción y la comunicación a través de las redes sociales. China y muchos más países son muy diferentes y no funcionan las mismas redes, por eso estamos iniciando una comunicación adaptada a cada mercado y cada destino. Aprovechando el año nuevo chino, les felicitamos y arrancamos las comunicaciones. La próxima semana tenemos una cata allí y algunas cosas más que, gracias a las nuevas tecnologías, podemos hacer con el personal directo de forma telemática.
5b.- Hacéis una gran apuesta por la comunicación ¿Crees que las acciones de comunicación ayudan a que la marca DOP Jumilla esté mejor posicionada?
S.G.- Por supuesto. Una Denominación de Origen tiene que proteger la calidad y el origen del vino que se pone dentro de la botella, pero también tiene que promocionar la marca. En estos dos últimos años, en Jumilla, se ha profesionalizado la parte del marketing que es un aspecto muy importante. Nos ha tocado hacer un cambio radical en el trabajo que se estaba haciendo. Las redes son un trabajo muy costoso, pero es una vía con la que se puede llegar directamente al consumidor. Y, sobre todo, con ellas hay que transmitir los valores que hay detrás y las ventajas de consumir un vino con denominación de otro sin ella. Consumir un vino con una contraetiqueta de calidad es la certeza de saber que lo que se está consumiendo ha sido validado por alguien.
5b.- También realizáis acciones sociales como ‘Jumilla Solidaria’ ¿en qué consisten?
S.G.- Llevamos unos diez años trabajando en esto y se va renovando año tras año. ‘Jumilla Solidaria’ consiste en destinar un porcentaje del beneficio que se saca de las botellas que salen al mercado a un proyecto o una entidad cada año, en el último fue a Cáritas. Creo que es un proyecto bonito con el que contribuimos y ayudamos, en nuestra medida, a asociaciones que pueden hacer el bien por algo o por alguien con un beneficio común. También hacemos otro tipo de acciones como la colaboración con el Basque Culinary Center en el que cada curso becamos a un alumno para que pueda realizar estos estudios y, después, hacer las prácticas con nosotros. Es una manera de poder profesionalizar al sector y una oportunidad de que la DOP Jumilla esté presente en centros donde los estudios de sumillería son muy importantes.
5b.- A pesar de que está siendo un momento difícil ¿es importante promover el enoturismo?
S.G.- Sí. El enoturismo ha sufrido un año muy malo, pero creo que va a ser uno de los grandes beneficiados. Llevamos unas dos semanas recibiendo, y también las bodegas directamente, peticiones para realizar visitas. Ahora mismo ya se pueden realizar, se pueden hacer degustaciones en pequeños grupos, y considero que es un turismo que se puede hacer en el ámbito familiar o en grupos reducidos.
5b-. ¿Crees que el enoturismo es una oportunidad para la España vaciada?
S.G.- Yo siempre he creído en el enoturismo. Fui el primer presidente de la Ruta del Vino de Jumilla y creo que, junto a la DOP, son dos proyectos que tienen que ir a la par, además de lógicamente los ayuntamientos que conforman el territorio. Ahora mismo hay muy buena sintonía, ahora se está terminando el museo del vino para que, este año que acabamos de empezar, pueda abrir sus puertas; esta era la pata que podía faltar dentro del proyecto turístico de la zona. Poder venir a Jumilla y visitar una bodega, comer en un restaurante y descubrir el museo es una experiencia interesante que pone en valor el cultivo que tenemos aquí, por ejemplo de secano, de bajo rendimiento. En España tenemos miles de bodegas y todo lo que conlleva detrás beneficia mucho a que el aspecto rural sea algo positivo.
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