17 marzo, 2016
Mª Carmen González/Fotos: Fernando Murad
Bodega, restaurante, vinoteca, alojamiento y actividades enoturísticas. Ese es el abanico de posibilidades que ofrece Clos Figueras, un espacio ubicado en la localidad tarraconense de Gratallops, en pleno corazón del Priorat, y dirigido por la reconocida familia Cannan.
Así, Clos Figueras permite a los amantes del vino vivir una experiencia enológica completa, que se ve enriquecida por el excepcional paisaje del Priorat y por el coqueto espacio que rodea a la bodega. “Queremos ofrecer una vivencia completa al visitante, que vea cómo se hace el vino, que pueda degustarlo y compartirlo con amigos en una comida y que luego pueda dormir aquí, rodeado de una paz increíble, y despertarse con vistas a las terrazas del Priorat”, explica al respecto Anne-Joséphine Cannan, enóloga y responsable de la bodega.
El eje sobre el que gira la actividad de Clos Figueras es su bodega y los cinco vinos que produce. Una sugerente escalera de caracol nos conduce hasta la sala de crianza, una cava subterránea que ocupa el espacio de un antiguo depósito de agua y cuyas bóvedas, arcos y columnas de ladrillo nos trasladan a otras épocas; a esas en las que el vino se elaboraba de una manera más artesanal.
La fisonomía de este antiguo depósito, “que dicen que tiene unos 300 años”, nos recuerda –a pequeña escala y salvando las distancias– a la cisterna de Estambul o a la que abastecía de agua a la ciudad de Valencia y que hoy día es la sede del Museo de Historia de Valencia. Este uso primitivo del lugar como aljibe hace que la sala conserve una humedad natural “que es perfecta para las barricas”, asegura Anne.
De estas salas salen los cinco vinos DOQ Priorat que elabora Clos Figueras: el Font de la Figuera tinto, Font de la Figuera blanco, Clos Figueras, Serres del Priorat y Sweet, un vino dulce del que solo se elaboran unas 350 botellas al año.
Si el uso anterior que tenían las profundidades de la bodega es sorprendente, no lo es menos el que tenía la parte superior: una antigua granja de pollos. En la actualidad, este lugar lo ocupa el restaurante Les Figueres, un local que apuesta por los productos locales, ecológicos y de temporada, en el que poder saborear una buena comida acompañada de los vinos y del aceite de Clos Figueras.
Y es que Clos Figueras también dispone, en sus terrenos, de unos 135 árboles de oliva arbequina con los que elabora un aceite extra virgen de la DOP Siurana.
En el restaurante, en el que no faltan postres como el helado de vino y el sorbete de vino Clos Figueras, se puede disfrutar también de una tradicional calçotada durante los meses de invierno. Además, se realizan catas, degustaciones y comidas maridaje.
Junto al restaurante, en el que destacan los grandes ventanales con vistas al jardín y a las montañas del Priorat, se encuentra la vinoteca, un lugar en el que poder comprar los vinos de Clos Figueras, así como otros, nacionales e internacionales, seleccionados por la mano experta de Anne Cannan. “Tenemos vinos de amigos y otros que nos gustan; un poco de todas partes”, explica Cannan, quien destaca su “gran pasión” por vinos franceses como los Pinot Noir, algunos Borgoña y de Alsacia.
La terraza y el sugerente jardín, con su pérgola cubierta de parras, los maceteros con lavanda y otras hierbas aromáticas y los muros de piedra por los que trepa libre la hiedra, permiten celebrar comidas y otros eventos al aire libre. Así, es habitual que Clos Figueras organice picnics en primavera o durante la vendimia, noches de magia en San Juan o conciertos en las noches de verano, siempre con sus vinos como protagonistas.
Y después de la visita a la bodega, la cata de sus vinos y una copiosa comida en su restaurante, toca descansar. Para ello, Clos Figueras dispone desde 2015 de tres amplias habitaciones (Bed&Breakfast) con vistas a las montañas del Priorat.
La aventura de los Cannan en el Priorat comenzó allá por 1997, al comprar una finca que llevaba años abandonada. Empezaron elaborando vino en otras bodegas y poco a poco el proyecto fue creciendo –compraron nuevas fincas y una antigua granja de pollos en desuso que hoy forma parte de la bodega– y diversificándose hasta lo que es hoy en día.
En la actualidad, la propiedad de Clos Figueras cuenta con 18 hectáreas, de las que 12 están plantadas con vid y el resto es bosque y olivo. Entre las variedades plantadas destaca la garnacha (alrededor del 60-70%) y la cariñena, aunque también tienen syrah, garnacha blanca, viognier, cabernet y chenin blanc.
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2 comentarios en
corte con laser el 26 agosto, 2016 a las 3:29 pm:
Me ha encantado vuestro articulo y me ha sabido a poco pero ya sabeis lo que dice el dicho «si lo bueno es breve es dos veces bueno». Me gustara volver a leeros de nuevo.
Saludos
terminado piezas el 26 octubre, 2016 a las 3:33 pm:
Es un gran alivio encontrar a alguien que realmente sabe lo que están hablando en la red . Definitivamente, que sabes cómo llevar un tema a la luz y que sea importante. Más personas tiene que leer esto.
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