3 enero, 2017
La firma se ubica en San Antonio de Requena, justo a la espalda de la estación de alta velocidad. Una casa solariega del s.?XIX preside un finca que es un mar de viñedos. Poco a poco han ido añadiendo elementos hasta lograr un conjunto que es una auténtica bombonera del mundo del vino. Recorrer con la familia López-Peidro las instalaciones es empaparse de la cultura del vino.
La visita comienza en el espectacular Museo de Etiquetas, desde donde además se puede contemplar a modo de “mirador” la belleza del paisaje. Uno puede perderse después entre viñedos ecológicos, el origen y la magia de los vinos de esta firma.
Pero si sorprendente es lo que está a la vista, no lo es menos lo que esconde. Un paseo recorriendo las salas de fermentación con depósitos de acero inoxidable y hormigón (seña de identidad de la firma), hasta llegar al silencio… Espectacular la sala de barricas y la cava donde maduran y reposan los vinos.
Por el pasadizo de crianza en botella, llegamos al lugar donde las burbujas de cava dan la bienvenida a su lugar de crianza.
Los jardines de la bodega, plantas aromáticas, moreras y el jardín de variedades… todo encanto hasta llegar a la bodega antigua, construida en 1870, que conserva aún los antiguos depósitos donde se elaboraban los vinos. Una delicia el paseo.
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2 comentarios en
Rosa el 4 enero, 2017 a las 5:10 am:
Visite esta bodega y me encantó la experiencia y la cata. VOLVERÉ.
Angel el 25 septiembre, 2020 a las 9:46 am:
Hechizo, encanto y alegría, eso desprende María José López, no se puede pedir más.