22 octubre, 2021
Pepelu González / Foto y vídeo: Vicente Escrivá y Paula Jiménez
Enclavada en el municipio de San Antonio, en Requena, se alza de manera imperial Chozas Carrascal. Una bodega en la que podemos encontrar tres denominaciones de origen diferentes: Pago Chozas Carrascal, D.O. Utiel-Requena y D.O. Cava. Su situación geográfica la desmarca, con claridad, del resto de bodegas de la zona y es que, en este núcleo del interior de la provincia de Valencia, se dan ciertas condiciones microclimáticas que hacen que sus cosechas se conviertan en mágicas.
Su entrada vislumbra un nivel superior, se respira excelencia. A pesar de esto, lo que más destaca dentro de las múltiples hectáreas de su territorio es ese ambiente familiar que, desde el primer segundo, se vive entre sus vastas extensiones de viñedo. Bajo la estatua de Emilio, ‘el agricultor’, María José, segunda generación de la bodega junto a su hermano Julián, relata con pasión el empeño que sus padres dedicaron para hacer de Chozas Carrascal un diamante en bruto. Una joya que hoy brilla con mayor intensidad a medida que vas conociendo todos y cada uno de sus recovecos, hecho por el que se entiende que sea una de las bodegas más visitadas del panorama nacional.
En plena temporada de vendimia, el hermano de María José, Julián, pudo atendernos para hablarnos de sus viñas y terrenos, del amor que en cada una de las cepas, de múltiples variedades entre las que reina las viñas casi centenarias de bobal, se deposita. Unos conocimientos que no brotan en una entrega absoluta a todo el que los visita en el momento de probar las elitistas elaboraciones que florecen en el interior de sus bodegas, reposando en sus barricas de roble francés en una nave que, con solo ver su entrada, impresiona recordando construcciones faraónicas de manera literal.
Un recorrido por el origen del vino disponible para todos aquellos que deseen disfrutar de una experiencia única. Un lugar donde conocer las múltiples variedades que nacen de las catorce parcelas de la finca, en las que podremos encontrar también una gran extensión de campos de olivo, de los que brota ‘El Mirall de la Terra’, un aceite de cornicabra que deslumbra por su color verde intenso y brillante y unos aromas que te retrotraen en el tiempo. Un ‘Wine Tour Experience’ que nos descubre los secretos que se esconden entre las paredes de Chozas Carrascal. Una visita que continúa con el visionado del museo de etiquetas en el que se haya, como si el paso del tiempo no hubiese hecho mella en ellas, una colección de 350.000 etiquetas físicas y 1.500.000 digitales, representando así a más de 28.000 bodegas. Finaliza, como no podría ser de otra manera, con la cata de algunas de las elaboraciones que, con tanto esfuerzo y cariño, se producen en la bodega. Unos vinos que, si por su aroma ya enamoran, en boca se muestran gustosos, equilibrados y perfectos para acompañar al picoteo, compuesto por embutidos, queso y chocolate. Las Ocho, el Cabernet Franc de Chozas, sus cavas o sus exquisitos blancos, compondrán el desfile de vinos para que el visitante caiga rendido para siempre.
Una experiencia enoturística especial, donde la cercanía de todos y cada uno de los trabajadores de Chozas Carrascal se funde con los viñedos y con la naturaleza. Un lugar en el que se respira tradición, familiaridad y elegancia en cada una de las estancias, desde la sala de barricas hasta la zona de crianza en botella, espacio en el que destaca una magnánima escultura que representa la raíz de la vid y que nos hace pensar en la esencia de la vida, en el nacimiento y en el paso del tiempo. Un rincón especial en el que perderse y disfrutar, al menos una vez en la vida, de esos frutos que la tierra de San Antonio nos brinda.
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