14 mayo, 2021
Texto: Jaime Nicolau / Fotos y Vídeo: Vicente Escrivá
Hace unos días era noticia una publicación de un portal especializado en viajes que se hacía eco del ranking de las diez bodegas más antiguas de España. Para elaborar ese TOP10 contemplaban firmas en las que se hubiera producido vino de manera ininterrumpida. Y ahí, con esas reglas del juego, Casa Los Frailes se situaba como la cuarta bodega más antigua de España, datada en 1771. O lo que es lo mismo, en 2021 se cumplen 250 años elaborando vino de manera ininterrumpida. Viajamos en busca de ese legado hasta Fontanars dels Alforins, una de las localidades que conforman el triángulo mágico del vino mediterráneo conocido como Terres dels Alforins, dentro de la Denominación de Origen Valencia y sustentado en otros dos vértices: La Font de la Figuera y Moixent. Es un territorio privilegiado para el cultivo de la vid. Las últimas estribaciones de la Vall d’Albaida conforman un corredor natural de unos 3 kilómetros de ancho y más de 40 kilómetros de longitud que «desemboca» directamente en el Mar Mediterráneo. Unas condiciones privilegiadas que dotan al cultivo de las bondades del clima atlántico pero con una marcada influencia mediterránea. Y eso, en viticultura, es pura magia.
Nos recibe en Casa Los Frailes la 13ª generación de la familia Velázquez, Miguel y su hermana María José, acompañados de la sabiduría de Carlos Velázquez, su padre y 12ª generación. Hasta dónde nosotros sabemos, porque con ellos ya lo hemos contado en varias visitas a esta bellísima bodega, la tradición vitivinícola de Casa Los Frailes arranca en 1771 y desde entonces nunca se ha interrumpido. Así consta en la escritura de compra en pública subasta de la familia al monarca Carlos III. Hasta ahí seguimos hablando de la cuarta bodega más antigua de España. Pero, ¿qué pasó con los anteriores propietarios de la finca? ¿elaboraban vino? Los Jesuitas vivieron en ella desde el s.XVII hasta el s.XVIII. Ellos fueron quienes elaboraron vino en la bodega tradicional de depósitos de argamasa, tinajas de barro enterradas y lagares de hormigón que hoy sigue utilizando la familia Velázquez. Pero mucho antes las viñas fueron plantadas por los cristianos en el s.XIII tras la expulsión de los moros. A su paso por la comarca Jaime I, tras su conquista de Valencia, convirtió la zona en “dominio real” pasando a formar parte de su patrimonio personal. Años más tarde, cedió el dominio a sus nobles. Durante el s.XVII pasó a manos de los frailes Jesuitas que llegaron a ser propietarios del 80% de las tierras en los Alhorines siendo en su gran mayoría donaciones. Y a partir de 1771 la historia que hoy les contamos.
Como ven, y pese a que no hay documentos que lo atestigüen anteriores a esa escritura de 1771, sí existen evidencias que entenderán mejor si hacemos un repaso por la bonita historia de uno de los proyectos más sinceros, singulares y bellos de cuantos podemos encontrar en el mágico triángulo de las Bermudas del vino valenciano. Viajamos en el tiempo hasta Terres dels Alforins.
Y para hablar de la historia, Miguel Velázquez y su hermana María José ceden la palabra a su padre Carlos, una auténtica fuente de conocimiento de todo lo que las paredes, las viñas, los almendros y los olivos de Casa Los Frailes esconden. Realmente Miguel y María José nos han hecho un regalo impagable porque es un privilegio escucharle. El momento es de los que quedan para siempre en la memoria, condicionado también por la extrema belleza de todo lo que nos rodea. «La bodega data, que tengamos constancia, del siglo XVII, aunque en propiedad de la familia desde el siglo XVIII. Seguramente el vino siempre haya sido una de las actividades de la finca desde que los cristianos plantaran las viñas en el SXIII», comienza explicando.
«En la escritura de compra de 1771 figura que era Propiedad de los Regulares de la Compañía de Jesús. Realmente el nombre de la finca era ‘La Concepción’ pero por su pertenencia a los jesuitas era en la zona vulgarmente conocida como ‘Cals Frares’ (Casa Los Frailes). Nosotros decidimos seguir con este nombre», nos cuenta con calma Carlos Velázquez, con unas excepcionales fotografías de casi un siglo a sus espaldas, como si quisieran escuchar todas sus explicaciones. «Los jesuitas fueron expulsados de España tras el motín de Esquilache de manera oficial en 1767 por orden de Carlos III y todas sus propiedades pasaron a manos de la corona que sacó la finca a pública subasta cuatro años después, en 1771, cuando la adquiere un antepasado mío», explica Carlos. «La finca contaba con tres cultivos fundamentales, como casi todas las agrícolas de esta zona. Uno era el cereal para alimentar a las familias, pero también para el sustento y cuidado de los animales. El segundo cultivo era el olivar, en la parte más pobre de la finca, por la capacidad tremenda del olivo de habitar en suelos pobres y complicados y salir adelante con fuerza. Pero el cultivo que generaba dinero para la explotación era el viñedo. Estas fotografías que tengo detrás de mis antepasados son de 1905 y en ellas aparecen mi padre y mis abuelos» recuerda de manera entrañable. «Junto a los cultivos había animales, tanto para el trabajo en el campo como para el autoabastecimiento y, en el caso de nuestra finca, la bodega para elaborar el vino. Eran los rasgos comunes de las fincas de esta zona», concluye Carlos. Y de esa tradición hablan también tesoros de varios siglos como la bodega fonda excavada unos cuantos metros bajo la casa, con las grandes tinajas de barro enterradas buscando el efecto cueva para la conservación en perfectas condiciones del vino, trabajando por gravedad. Hasta ella se llega en un ritual mágico recorriendo un camino recóndito que te cautiva para siempre.
Pero Casa Los Frailes ha tenido algunos puntos de inflexión importantes para ser hoy una de las bodegas de referencia de los grandes vinos del arco mediterráneo. Hace 30 años Carlos Velázquez llamó a capítulo a sus hijos Miguel y María José para involucrarlos en un importante paso adelante para Casa Los Frailes. Dar brillo a toda la excepcionalidad de la finca embotellando sus propios vinos, pues la tradición de las fincas de la zona era elaborar graneles. Y Miguel y María José aceptaron con ilusión el reto que su padre les planteaba convencidos de que el proyecto podría salir adelante si eran capaces de fusionar esa enorme tradición, representada en la persona de su padre, con la innovación que ellos fueran capaces de aportar. Y apostaron por la agricultura ecológica hace más de un cuarto de siglo siendo pioneros en España junto a sus vecinos de Casa Los Pinos. Respetaron siempre la monastrell tan arraigada a su origen como abanderada del proyecto, pero la rodearon de otras variedades. Realizaron estudios de suelos que les han permitido conocer mejor su finca y elaborar una nueva familia de vinos excepcionales. Y dieron un paso más, y María José se encargó de un brillante trabajo en el viñedo que les ha valido tener desde hace dos años la certificación de agricultura biodinámica. Y… podríamos seguir sin parar añadiendo ‘ies’, porque no han dejado de soñar, vibrar, entregarse en cuerpo y alma y transmitir con un proyecto que resulta emocionante.
¿Que no hemos hablado de los vinos? Pues todavía no pero allá van. Porque sus vinos también emocionan. Porque cuentan esta historia con un halo de magia. Porque lo hacen sus vinos de finca: Los Frailes Monastrell, Los Frailes Monastrell-Garnacha, Los Frailes Naturel y Los Frailes Monastrell Rosé. También emocionan sus vinos elaborados a partir de parcelas seleccionadas de diferentes variedades. En esta colección encontramos los tintos Bilogía, Trilogía y La Danza de La Moma además del Blanc de Trilogía, uno de los vinos blancos más laureados de cuantos se elaboran en la Comunidad Valenciana. Palabras mayores sus vinos de parcelas singulares. Aquí encontramos Dolomitas, Calizas y Rubificado, resultado de ese estudio de suelos que antes comentábamos y que responden fielmente a los suelos que podemos encontrar en la finca. Junto a ellos 1771, el homenaje al origen de la finca, elaborado con cepas viejas de monastrell con una sutileza que le ha convertido en uno de los mejores vinos tintos del mediterráneo, sin duda. Por último, una dulce tentación, After3. Pero la cabeza de los hermanos Velázquez no para, así que pronto podremos hablar de novedades interesantes que ya reposan en silencio y sin mirar el tiempo en las entrañas de la bodega. Aunque no quieran darnos ninguna pista, la sonrisa les delata.
Realmente da igual si la elaboración de vino en la Finca La Concepción empezó un par de siglos, o más, antes de 1771. Todo apunta a que fue así. Nada cambia estar ante una de las bodegas más antiguas de España, o la más antigua. Porque de lo que sí estamos seguros es de haber viajado a la que es hoy una de las bodegas que ha revolucionado el mundo del vino mediterráneo desde la tradición y la innovación. Un viaje al origen a través de una historia maravillosa en un marco incomparablemente bello.
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4 comentarios en
Avillanu el 26 febrero, 2021 a las 11:14 am:
Unos vinos maravillosos,,un placer al paladar,el MOMA me parece magnífico
La vecina el 26 febrero, 2021 a las 8:32 pm:
Enhorabuena por el trabajo que estáis realizando
Nosotros disfrutamos de vuestras maravillas en la mesa
Carlos el 27 febrero, 2021 a las 8:21 pm:
No defrauda ninguno de sus vinos. Fruto de su dedicacion, duro trabajo e inconformismo. Una familia entrañable y cercana. Felicidades
Juan Sanchís el 6 marzo, 2021 a las 8:42 am:
Una maravilla de vinos!!!!! Enhorabuena