14 December, 2017
J.A.L.
Me sorprendió el primer día que visité el restaurante y me alegra que haya muchas opiniones que coincidan con la mía. Carmen, Manu y su equipo ya me comentaron en su momento que iban a tener un restaurante que sería, de todo, menos “aburrido”, y lo van consiguiendo día a día.
Esencia se mantiene firme en esa isla dentro de la ciudad donde no hay ruidos, impera la paz y todavía se conocen todos los vecinos del pueblo que, pacientemente, buscan un motivo y un tiempo de conversación.
El marco único de la antigua serrería se renueva de historias que son contadas y comentadas alrededor de los fogones, ante una magnífica comida o en la intemporalidad de una inolvidable sobremesa.
Carmen y Manu siguen siendo fiel a su trabajo en la cocina. Siempre productos frescos y de mercado, lo que les obliga a estar pendiente de una carta tan variable como el cambio de temporada y con ello de la oferta de productos. Algunos platos míticos siguen en el menú, no consiguen cambiarlos, el cliente manda y merece todos los respetos. Que sea por muchos años.
Y es en los antiguos y nuevos productos donde el equipo de cocina de Esencia vuelca toda su sabiduría y respeto elaborando platos realmente sorprendentes. Es el equipo de sala del restaurante el que, con su profesionalidad y entrega, consigue que su visita al restaurante sea muy especial.
Fíense de las recomendaciones sobre vinos de Carmen. Su lugar como sumiller está llegando a cotas altísimas aunque, eso sí, ella nunca lo reconocerá.
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