24 noviembre, 2023
Mar Lafuente
La Cooperativa Valenciana Virgen Pobre de Xaló, más conocida como Bodegas Xaló, se ha convertido en motor socioeconómico de las tierras de interior de la Marina Alta. La riqueza natural de esta comarca alicantina va mucho más allá de ser un paraíso de playas. Bajo la increíble combinación de paisajes montañosos con la costa mediterránea, las uvas crecen felices en esta zona de la ‘Vall del Pop’ que es popular por su gran tradición vitivinícola desde hace cientos de años. Este legado sigue haciendo mella en el territorio, algo en lo que tiene mucho que ver el esfuerzo, el mimo y la pasión que mueve a los más de 400 socios viticultores que forman a día de hoy esta cooperativa. Gracias a ellos, podemos decir con seguridad que Bodegas Xaló se ha convertido en emblemática por sus vinos y licores de alta calidad.
La historia de Alicante no se entiende sin el vino. Es un producto que ha perdurado a lo largo de los años en la provincia, también en la Marina Alta. Ya en el siglo XV escritores de renombre como Joanot Martorell nos dejaba ver cómo disfrutaba de los vinos que procedían de sus posesiones en ‘la Vall’ mientras contaba sus aventuras del Tirant lo Blac. Los antepasados han dejado una valiosa herencia que ahora está cobrando el valor que siempre debió tener. La filoxera tuvo gran culpa de que esta cayese en el olvido, fue precisamente con la llegada de esta plaga cuando, en el año 1962, buscando poner solución a esta situación, 14 agricultores decidieron asociarse y dar forma a lo que hoy conocemos como Bodegas Xaló.
Lo que no sabían aquellos agricultores es que poco más de 60 años después iban a conseguir constituirse como capitanes de la viticultura de la comarca y de la Comunitat Valenciana. Desde sus orígenes han tenido muy clara su razón de ser, la de aunar esfuerzos para conseguir mejores condiciones y una buena calidad en las uvas. Pero no todo sigue igual, con el paso de los años han ido evolucionando y mejorando adaptándose a las nuevas tecnologías, aunque nunca sin soltar esa esencia y tradición que tanto les caracteriza. Lo que comenzó elaborando vinos a granel, ahora es un enorme proyecto que saca al mercado productos embotellados, sobre todo vinos y mistelas, que han conquistado los paladares más críticos del sector.
Abrazados por la brisa del mediterráneo, sus vinos son un auténtico reflejo del terroir. Y es que Bodegas Xaló se mueve por amor a la tierra y a la viña. Distribuidas entre los municipios de Alcalalí, Llíber y Xaló, pequeñas parcelas de viñedo forman unas 400 hectáreas que dan vida a esta cooperativa. De ahí nace el que es su tesoro más preciado: las uvas. Bajo un clima cálido y con corrientes mediterráneas, queda más que demostrado que la Marina Alta es una zona privilegiada para el cultivo de la vid, en especial para la Giró y la Moscatel.
La historia de Bodegas Xaló empezó a escribirse con la Giró como protagonista hasta que, una década más tarde, decidieron apostar por una variedad que actualmente es reina de la zona, la Moscatel de Alejandría. Sin embargo, esto no es una novedad, pues el Pla de Llíber era un mar de Moscatel desde el siglo XIX hasta mediados del XX gracias al potencial económico de sus pasas. La versatilidad de esta uva acabó conquistando a los viticultores de la cooperativa y es que con ella elaboran desde la típica mistela, dulces y vinos blancos secos que rompen el mito de que la moscatel es dulce.
Así, Bodegas Xaló se corona como “la cuna del moscatel”, expandiendo su reinado hasta las riberas del río Xaló y la partida de Gorgos, donde los suelos son más secos y pedregosos, perfecto para la mistel y los vinos dulces. A diferencia del Pla de Llíber, donde los suelos franco-arcillosos dan el fruto perfecto para grandes vinos blancos como el conocido Bahía de Dénia. Dos variedades que conviven en armonía con otras como la Tempranillo o las internacionales Merlot, Syrah y Cabernet Sauvignon.
De ellas nacen vinos diferentes y especiales al resto, un sorbo que te traslada de golpe al Mediterráneo. Para José Juan Reus, presidente de Bodegas Xaló, son vinos que consiguen reflejar muy bien los aromas de la Moscatel por “los aires mediterráneos, a lo que nosotros llamamos el llebeig que entra por el mar Mediterráneo y el rocío de las noches”. Vinos que además cuentan la historia del esfuerzo de 400 agricultores que luchan por mantener vivas las tradiciones que definen la personalidad de la zona de la Marina Alta. Y no solo eso, cada año suman nuevos reconocimientos a la larga lista de premios que están recibiendo en los últimos años, avalando así la gran calidad.
El gran atractivo turístico de la Marina Alta no es solo playas, muy cerca de la costa se pueden vivir experiencias de lo más diferentes y enriquecedoras como el enoturismo. Bodegas Xaló desde hace muchos años abre sus puertas a los visitantes para que puedan conocer su forma de elaborar, su historia, sus tradiciones y, sobre todo, puedan degustar sus vinos y sentir el Mediterráneo a través del paladar.
Bodegas Xaló solamente ha comenzado a dibujar su camino, cada paso es un avance hacia algo mejor, pero siempre guiándose por las tradiciones, la tierra, los viñedos, la uva y los vinos de alta calidad.
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