José Antonio López
Que soy muy antiguo a pesar de mi juventud. Perdón.
Yo siempre he conocido el Día de los Difuntos como el primero de noviembre, y más, el Día de las Almas, el día dos del mismo mes. Mi madre, mi tía, mi suegra y todas las mujeres de mi vida, me decían que el primer día había que ir a visitar a nuestros seres queridos que ya no están con nosotros.
Hay que ir al cementerio, arreglar los nichos, poner las flores y acordarnos de ellos.
Al día siguiente, era imprescindible hacer la cama, cuanto antes, porque las almas venían a descansar a la casa donde habían vivido.
Lo hacíamos con respeto. Sin miedo. Sabíamos que eran dos días para recordar a los que nunca se habían ido.
Hay mucha gente que me entiende.
Lo que no entiendo es lo de las calabazas. Resulta que en América, la cosa cambia. Coñe, como otras muchas cosas, pero llegar hasta nuestros difuntos…
Pues sí. Y más.
Ahora se llama Hallowen y si me perdonan, tampoco sé si se escribe así.
Me encanta que sea una fiesta donde los niños sean los protagonistas. Se disfrazan, se pintan las caras, se ponen capas y cosas raras en el pelo, algunos compran calabazas y, en los colegios, lo pasan pipa. El tema es ir casa por casa pidiendo caramelos…o lo que caiga. De verdad, maravilloso. Cualquier actividad que quite miedo a la muerte es bienvenida.
Otra cosa son los “zorrones machuchos” que con la excusa del “truco o trato” y con dieciséis chupitos en el cuerpo antes de empezar la fiesta, celebran que la viuda/o lo sea para tener más parte en la fiesta.
Es estupendo importar costumbres de otros lugares y más si son para fiesta. Fenomenal si no me abordan al entrar a casa y un tío con pelos en la barba me pregunta que si truco o trato y se libra, por los mismos pelos, de que le dé con la llave inglesa que, casualmente llevaba en la mano. Es genial pasarlo bien, pero no a costa de dar sustos a la gente que, sin comerlo ni beberlo, van al ambulatorio con una crisis de ansiedad porque un torpe “le ha dado un susto de muerte”.
“Truco o trato”, dice la tradición de más allá de nuestras fronteras.
«Zuzto o muette”, decimos aquí.
En cualquier caso, amigos, en el día de los Muertos y de los Difuntos no nos aprovechemos para llenar el cupo, basta, simplemente, con que lo disfrutemos. Y oferta hay para todos los gustos, sólo es necesario repasar las plurales posibilidades de nuestra hostelería.
No me critiquen mucho. Quien escribe esta página fue redactor del periódico Funermostra durante muchos años y echa de menos el Cava La Fosa y otras maravillas que te permiten ver y vencer a la muerte… cara a cara.
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