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¿Vino de Paraje en Rioja?

Jaime Nicolau

El sector del vino vive, en lo que a las denominaciones de calidad se refiere, un movimiento notable. Salidas de bodegas notables de algunas de las Denominaciones de Origen Protegidas más prestigiosas  y el crecimiento constante de las peticiones de otras figuras como el Vino de Pago, han hecho replantearse la situación de la clasificación de calidades para según qué vinos. Y es que hay bodegas que se consideran perjudicadas al tener la misma categoría en algunos productos que otras cuando los procesos de elaboración son totalmente diferentes. Era algo que tenía que llegar y a lo que valientemente han decidido poner solución en algunas zonas productoras, con buen criterio.

La que más se está moviendo en la materia es la zona productora de Rioja. Y es que ha movido ficha el Grupo Rioja -la organización bodeguera más notable, necesaria para realizar un cambio de esta naturaleza- que ya ha presentado una propuesta en la Comisión de Plan Estratégico del Consejo Regulador. Ese acuerdo, a grandes rasgos, deja claro que hay intención de desarrollar nuevas figuras de calidad y diferenciación de vinos.

Así, en el tema que nos ocupa las grandes y medianas bodegas apuestan por distinguir entre un Rioja ‘genérico’, con los parámetros de cultivo y elaboración actuales, y un Rioja de Paraje (o Finca) al que se le exigirá un menor rendimiento de producción y transformación, una acreditación de aptitud de suelos y también mayores parámetros cualitativos y en el tratamiento de los viñedos. En definitiva, realizar algunas diferenciaciones que abran el actual abanico y, de paso, sirva para que la figura de la DOP Rioja, la más reconocida a nivel internacional de cuantas existen en España, siga siendo una referencia obligada en materia de calidad y el cliente perciba también de manera rápida el tipo de vino que va a tener en sus manos o al que quiere llegar.

De cuajar esta acepción tiene visos de extenderse a otras zonas productoras en las que ya circula alguna traducción de la nomenclatura. Es un camino que puede resultar fructífero para aquellas firmas que siguen apostando por caminar al amparo de la calidad de las Denominaciones de Origen. Hay otros caminos, igualmente respetables e igualmente reconocidos por los mercados. Pero es bueno que el sector se siga adaptando a una sociedad cada vez más dinámica.