Existen tres tesoros escondidos (y a veces marginados) en la ciudad de Valencia: el all i pebre, la horchata artesanal y una partida de pilota en el Trinquet de Pelayo. Si le preguntas a cualquier turista extranjero (y a alguno español) por ellos, el 90% te mirará con cara de ¿qué me estás contando? Y así, pese a las promesas políticas de promoción de lo autóctono y diferencial, se sigue transitando por la capital del Turia.
Sin embargo, a muchos de los señores que todavía hoy compran el periódico en papel no hará falta que les presente a Celestino Bendicho Mercader. Todos sabrán que les hablo de Tino, campeón nueve veces del Circuit Bancaixa, de Europa y del Mundo que sumó en su carrera deportiva 27 años de éxitos.
Para los que lean esto en formato digital, les diré además que es uno de los mejores ejemplos de lo que un deportista profesional puede hacer si se lo propone a nivel empresarial. Porque eso estudió (estudiar, ese verbo que conjugan muy pocos futbolistas) en la Universidad mientras disputaba algunas de las más de 4.000 partidas de las que fue protagonista.
Pero seguro que ni los lectores offline ni los online conocen su vertiente laboral. O gastronómica, que tanto monta. Porque desde 2008 gerencia la empresa Horchatas Mercader. Esa que han comprado alguna vez congelada y de la que tan buen recuerdo guardan, en contraposición a los productos no artesanales que encontramos en muchos de los lineales de los supermercados.
Y todo viene, una vez más, de la casualidad. De que su abuelo materno Salvador abriera en 1956 la horchatería Jerusalén el lado del trinquet. Que, entre chufa y farton, al niño le diera por aprender aquel juego milenario. Que su producto fuera tan bueno que los hosteleros de alrededor casi le suplicaran que les distribuyera a ellos también.
A ello se le unió un crecimiento tal que en 1983 les haría convertirse en una de las primeras compañías que construyeron una nave en el polígono Fuente del Jarro de Paterna. Que 15 años después les llevaría a abrirse a las grandes superficies, consolidando esta área estratégica en 2006. Justo cuando Tino dejó de llevar sólo el área comercial para centrarse también en la gestión.
Lo curioso del asunto son tres aspectos que, si bien no están relacionados entre sí, sí evidencian qué clase de personas dirigen la empresa y qué tipo de filosofía impera en la misma.
El primero, que aunque el 50 por ciento de su venta sigue siendo horchata, fuera de España la venta es hiper residual. Tanto es así que sólo la compran ‘exiliados’, porque ni un turista sabe de lo que le hablan cuando tratan de explicarle lo que bebemos en Valencia.
El segundo (de esto se dio cuenta el pilotari muy pronto) cuando en aquellos tiempos donde uno se podía ganar la vida de verdad jugando, viajaba por toda Europa y le ponían cara de póker si les hablaba de este brebaje.
Y el tercero, que si miras su web no sólo hablan de ‘Quiénes somos’ sino de ‘Dónde vamos’. Y ahí van a una bebida vegetal de chufa, comparable a la de soja y avena, que ya causa furor en Italia y Estados Unidos. Aunque aquí, como siempre, se siga sin dar importancia a lo que somos capaces de hacer.
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