J. A. López
Llevo varias semanas conteniéndome para no comentar una noticia que ocupó grandes espacios en la prensa nacional y que, en algunos medios, se apuntaló como despectiva. España va camino de ser un país de camareros.
Por respeto al anónimo lector que me criticó por “meterme donde no me llaman” he estado aguantando, pero, si no se lo hemos dicho, se lo digo ahora, hace unos días, hemos llegado a tener TRESCIENTAS MIL VISITAS. A mí me ha recordado el récord Espartano de los 300 y, por otra parte me ha llevado a pensar que no puedo olvidar a los doscientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve amigos que nos siguen.
Que Dios les bendiga.
Pero también me importa el uno, que eligió no estar con nosotros porque publiqué “LA CASA SIN BARRER” que, por cierto, sigue sin barrer.
Yo he sido camarero. Con orgullo. Sigo siendo camarero. Con orgullo. Me apasionaba mi trabajo y me apasiona ver cómo, las nuevas generaciones, toman este trabajo como algo muy serio.
No he contrastado y perdón, lo que me comentaba un maestro de camareros que dedicó su vida, a tan digna profesión.
“El camarero era la persona de más confianza de los poderosos”. Lógico, los que no pueden se j….en. «Era y es, el ayudante de cámara. El que servía al señor (no servil) en todo momento y se jugaba la vida al probar la comida que, posiblemente estaba envenenada. Era amigo lejano, confesor cercano y pequeño en su grandeza. Era…CAMARERO».
Otra cosa es que haya muchas personas a las que nos les queda más remedio que “servir mesas” y “ atender a clientes”. Nada tiene que ver con ser camarero y prueba de ello es que personal de sala no hay. Lo mismo que buenos cocineros. Que una cosa es preparar un plato en la televisión y otra cocinar, bajo presión, dando de comer a más de doscientos comensales en tres horas y trabajando, en verano a más de cincuenta grados en la cocina.
¡VAMOS ANDA!
Que ya está bien de tonterías. Desgraciadamente hay gente con una gran preparación, que trabaja de “camareros” porque no tiene otra opción.
Si el licenciado en matemáticas, el investigador, el ingeniero, el periodista, el… que ustedes quieran, pudiera trabajar en lo que le gusta, no lo haría en otro campo. Pero, amigos, ese es un tema que tendrán que resolver los que tienen que barrer una casa que áun no han barrido.
Mientras, a trabajar de “camarero”.
No. Trabajamos de despachadores con una preparación que más de un profesional quisiera para él.
Nuestros “camareros” saben idiomas. Sicología. Sociología e incluso marketing… y esa es la verdad.
Y encima aguantan a un montón de enteraos que exigen lo que no está escrito y saben mucho más que ellos…detrás de la barra.
Bienvenida la industria hostelera en España que nos permite tener CAMAREROS cada uno en su nivel y abre el camino a unas divisas que, por lo visto, otros sectores no saben generar.
Y que sigamos siendo la potencia turística que somos.
Y aguantando a cien comensales a la misma hora en el mismo sitio y teniendo a otros cien pidiendo que les atiendan.
Vamos, anda.
Lo dije y lo mantengo. He sido, soy y seré CAMARERO y cada día, con mis compañeros, nos ocupamos en aprender algo más. Por lo menos ponemos ilusión. Otros se miran al ombligo, que, por cierto, es más o menos redondo.
Ahora, compañeros, compartir, si os apetece, este escrito. Ya está bien de que nos tomen por el pito del sereno los que tienen la obligación de formar una orquesta y dirigirla.
Y encima, cobran.
Algún día, pondremos juntos el curriculum de un “grande” y un CAMARERO.
Ya veríamos.
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