J. N.
La Master of Wine Sarah Jane Evans, responsable además de artículos de enorme calado en la prestigiosa revista Decanter, ha quedado seducida del enorme potencial de variedades tradicionales que aglutina la Denominación de Origen Valencia, al tiempo que ha animado a «descubrir al mundo ese potencial». La diversidad de suelos y microclimas de la DO Valencia seduce a la periodista, experta en vinos españoles. La escritora aplaude el gran compromiso de los viticultores con sus pueblos como una fuente para generar empleo y dinamizar el territorio y luchar contra la tan de moda expresión de la «España vaciada».
En una visita que se ha prolongado durante tres días por diferentes subzonas de la DOP Valencia y que finalizó con una cata de varias decenas de vinos con esta contraetiqueta, Sarah Jane Evans ha destacado “el enorme potencial de las variedades tradicionales que tiene la Denominación de Origen Valencia y que hay que descubrir al mundo».
“Ha sido todo un descubrimiento encontrar variedades como la Garnacha-Tintorera de Valencia, denominada también Alicante Bouschet, muy diferente al de otras zonas de producción de España, al igual que otras uvas tintas como la Forcayat, la Monastrell y la Bobal y que me han sorprendido enormemente”, ha explicado. Todo esto “es necesario comunicarlo, ya que son variedades por descubrir en el mundo”, ha asegurado.
Pero no sólo las castas tintas han seducido a la MW. Ttambién una sorpresa encontrar variedades blancas tradicionales de la DO Valencia, como la Verdil, la Merseguera y la Malvasía “poco conocidas aún, con las que se elaboran vinos muy interesantes”, junto con la autóctona Moscatel.
Fascinación por la diversidad y microclimas
Durante su visita en la que ha hecho un recorrido por el Alto Turia y el Clariano, Sarah Jane Evans ha quedado fascinada con la gran diversidad de suelos y microclimas de estas subzonas de producción, con una orografía muy variada. “He podido comprobar cómo Valencia está abierta al mar y eso necesariamente tiene una influencia en el clima, que hace que los vinos sean diferentes”. En este sentido, ha resaltado su sorpresa “con la viticultura de montaña que se practica en el Alto Turia y los vinos de altura que se elaboran en esta zona del Mediterráneo”.
Sea como fuere, lo realmente interesante es que, en general, la crítica más importante del mundo del vino empieza a fijar sus miradas en el trabajo que viene realizando el sector del vino en el sureste español, con una riqueza y tipicidad de las diferentes zonas productoras que se convierten en joyas a explotar en un mercado tremendamente competitivo, que cada vez más busca esa personalidad que los suelos, el clima y las variedades autóctonas son capaces de trasladar.
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