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¿Puede Alicante convertirse en la mayor potencia española del café?

David Blay Tapia
Hasta no hace demasiado, solo la constante ingesta de cafés en bares tradicionales y máquinas infernales de oficina preparaban el estómago de cualquier persona para sobrevivir a un producto basado en la incultura y la incomprensión. Primero, porque al constituir uno de los mayores márgenes de beneficio se buscaba producto a precio. Y segundo, porque mientras las cervezas artesanas premium se iban colando en el imaginario colectivo, nadie reparaba en la necesidad creciente de los coffee lovers.

Fue Valencia, curiosamente, la que descubrió que una cantidad ingente de público (en su gran mayoría no nacional) demandaba algo más que un cortado quemando con leche de vaca. Y desde ahí se inició el aumento del aprecio hacia un producto que apenas se había situado en el papel protagonista. Pese a que la nomenclatura de la mayoría de los establecimientos recibía el apelativo de CAFETERÍA.

Todavía tardaría un poco la hostelería en comenzar a abrir sus miras hacia el fruto de la arábica. Y lo hará de la mano de iniciativas muy concretas. Tanto, de hecho, que son casi singulares en territorio español. Y que dan luz a pensamientos como los que llevaron a fundar D-Origen Coffee Roasters.

Tener sus propias plantaciones en Panamá. Dar trabajo a familias e importancia a un lugar sin una historia de explotación bien entendida reciente. Y, sobre todo, constituir una escuela para dar a la hostelería una salida mayor que la de chef, camarero o jefe de sala. La especialización estaba llegando. Y daba trabajo real.

En El Albir, Alicante, llega el producto para tomar su forma definitiva en diversos microtostadores, únicos en España. Varios baristas (campeones de España por cierto en 2014 y 2016 como mejor espresso) fundaron allí además la Costa Blanca Coffee Academy. Forman nuevos perfiles. Llegan a lugares de referencia como el nuevo Trinquet de Pelayo o el pionero Dulce de Leche. Y cambian la percepción de quien va a un lugar determinado a pedir un café concreto.

Como añadido, busca la complementación circular rodeando a su estrella de todo lo que habitualmente gravita a su alrededor. Por ello insertan también en el mercado tés, infusiones y azúcar ecológico a través de acuerdos con marcas coincidentes en filosofía. Para poder escoger. Y hacerlo siempre desde el producto orgánico.

La Comunidad Valenciana, de nuevo, trata de revertir las tendencias de décadas hacia los nuevos consumos. Una vez más, con proximidad pero también con calidad de origen. Y, sobre todo, con visión de mejora de la alimentación. Y de creación de nuevos puestos de trabajo.

Es ahí donde nuestra vitalicia expresión ‘vamos a tomar un café’ cambia de paradigma. Y confluye en muchos más mundos que los que orbitan en torno a una conversación cualquiera.

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