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Promoción y guerra de mensajes en el cava

Jaime Nicolau

El sector vinícola vive el frenesí navideño de manera notable. Es buena noticia. Se trata del cierre de una campaña que tiene en la vendimia y esta campaña de Navidad sus dos momentos más álgidos. Es por eso que el calendario se salpica de numerosos eventos de promoción, bien recibidos algunos, algo tardíos otros por lo cercano de las fiestas. Este fin de semana hemos tenido ocasión de asistir a dos de notable calado.

Por un lado el XMas Market de Proava, que vivió dos jornadas notables el sábado y domingo, aunque su arranque fue algo más perezoso el jueves y viernes. Con todo, la conclusión de las firmas participantes es positiva, con lo que el evento parece que ha llegado para quedarse. Otro, mucho más profundo en cuanto a contenidos, fue el organizado por Terres dels Alforins en La Nau, que reunió en la tarde del viernes a cerca de 1.500 personas, que disfrutaron de una fusión espectacular de vino y cultura. De tradición en definitiva.

En cuanto a promoción, hay dos vías claramente abiertas este año que llaman poderosamente la atención y que tienen que ver con el cava. Por un lado Freixenet ha decidido brindar por la unidad, en un spot que los nacionalistas catalanes han enviado ‘a los infiernos’ con dureza. Por otro, Codorníu, que ha apostado por separarse explícitamente del champagne. Si hay que ‘mojarse’, prefiero la primera de las opciones. Es más valiente, guste o no, además de muy inteligente. La semana pasada una diputada nacionalista catalana señalaba que la bodega acababa de perder con ese anuncio 2 millones de clientes y se quedó tan pancha. Seguramente en la bodega alguien escribió un e-mail que se quedó entre los borradores y respondía algo así: «Si tengo que elegir entre 38 millones de clientes y 2… ya sabe mi respuesta». Hay veces que la clase política pone en evidencia por sí misma su alcance intelectual, y dejemos a un lado el tema soberanista. La segunda es visualmente muy atractiva, buscando lo que es Codorníu. Aunque el mensaje a un servidor no le acaba de quedar demasiado claro y me temo que a buena parte de los posibles receptores tampoco. En fin, que doctores tiene la iglesia. La principal diferencia es que mientras uno mira directamente a lo que se cuece en España, el otro mira literalmente para otro lado, en este caso para Francia y su champagne. Lo bueno de ambos es la parte creativa, la imaginación que año tras año le echan para ser protagonistas de la campaña navideña.

Quedémonos con eso. Y el frenesí no acaba aquí. El vino y, sobre todo, el cava van a seguir tomando protagonismo durante los siguientes 20 días. Aboguemos por el consumo responsable y evitemos, en la medida de lo posible, unirlo a la conducción para que los brindis tengan el final feliz que todos deseamos.