José Antonio López
Es especialista en poner las calles. Cuando muchos de los mortales están en manos de Morfeo, ella ya está enchufando la cafetera poniéndose el mandil y enchufando los fogones.
Letizia no sabía, hace ya algunos años, que su nombre iba a dejar de levantar expectación. Letizia, “con z de Zaragoza” nadie se lo creía. Ahora le dicen, que tiene el mismo nombre que nuestra Reina y ella, simplemente, sonríe.
Nació en Italia y comenzó una aventura de trabajo que le llevó, con el tiempo, a visitar varias ciudades y países, entre ellos, Alemania, donde siguió trabajando en todo, menos en hostelería.
La vida da vueltas y le trae, en una de ellas, a Valencia, con su Tino y Rosalía, las estrellas de sus ojos, sus amados hijos.
Hace 25 años, recién cumplidos, que se le ocurrió abrir un bar, el Marvi, en la calle Justo y Pastor, al principio.
Buscó dos santos uno por cada hijo. El ángel ya venía con ella.
Desde entonces, esta pequeña (de talla) mujer, ha sido una de las grandes (en todos los sentidos) y trabajó, primero, para sacar a su familia adelante y siempre para ofrecer una gastronomía digna y sencilla pero admirable, tanto de Valencia como de Galicia.
De un extremo a otro. Dominando. Haciéndolo bien.
Letizia es la vitalidad hecha persona y la simpatía llevada al grado máximo.
Tino, su hijo, junto con su equipo, lleva adelante el Marvi, pero ella abre, sigue, continúa y cierra. El eterno bolso a su lado, la mirada por encima de las gafas.
Tiene una sonrisa para cada uno de sus parroquianos y un deseo de felicidad eternamente repartido.
Te dice lo que debes comer, tomar y cómo hacerlo, y lo hace con la gracia de esa GRAN MADRE a la que todos adoramos.
Letizia se ha hecho a sí misma, ha inculcado respeto y dedicación a sus hijos, comparte pasión con sus clientes y ama a sus amigos.
La encontrarán, casi permanentemente, detrás de la barra del Marvi y, que yo sepa, hasta ahora, no se ha quejado de nada excepto que le falta “cambio” y no puede hacer esperar a su cliente.
Mañana, cuando muchos estén en el último sueño, Letizia estará dándole fuego a los fogones, sonriendo a “sus chicas” para darle ánimos en el comienzo de un día nuevo.
Letizia es madre y amiga de todos, y eso es un valor que le hace digna de los mayores elogios, aunque ella prefiera menos piropos y más que la quieran y sigan yendo a verla, día a día.
Es, sin duda, nuestra amiga entrañable, y lo será por muchos años, porque puede con todo y con todos.
Sonriendo.
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