Ahora que está abierta la batalla legal para que el vino azul Gïk no pueda llamarse tal, sino de otra manera, por la denuncia de una persona privada y los jóvenes que iniciaron este proyecto estén viendo otras fórmulas para su viabilidad al tiempo que pelean por la libertad de color, es tiempo de repasar otros productos de similares características que también están entre nosotros con el noble objetivo de conectar con el público joven. Y es que entendemos desde aquí las dos posturas, que el sector purista del vino vea con reticencia estos productos, y que las bodegas se afanen al tiempo por conquistar a un público, el joven, que en España está yendo claramente a productos que nada tienen que ver con el vino. Al menos estos coloreados, tienen un origen similar.
Empezaremos el repaso obligatoriamente con Gïk porque está de actualidad. Desde este momento y hasta “nueva orden”, no puede llamarse vino, pero lo que nadie le puede negar es que tras dos años de investigación y la ayuda de dos organismos de tecnología alimentaria, un equipo de seis jóvenes españoles creó y comercializó el primer vino azul del mundo (entonces aún podía llamarse vino). Con un sabor más dulce y un característico color azul índigo, sus creadores definen Gïk como suave y apto para cualquier paladar. Y es que el vino azul no se adapta al gusto de expertos catadores ni entendidos del sector, sino al de personas normales. Es dulce y fácil de beber, con un sabor accesible a todos.
Así, mientras todas las variedades de vino existentes se aferran a normas tradicionales sobre cuánto, dónde y con qué comidas beberlos, Gïk carece de reglas. Se bebe en el momento, lugar y situación que apetece.
Respecto a su elaboración, gracias a la flexibilidad que ofrece utilizar un proceso que cambia el color y el sabor, el vino azul se produce y embotella en distintas bodegas y utiliza diferentes tipos de uva, incluso mezclando tintas y blancas, por lo que carece de Denominación de Origen. Puede comprarse a través de su página web, www.gik.blue, y está disponible en cuatro formatos diferentes (una, dos, seis o doce botellas) cuyo precio por unidad varía en función de la cantidad elegida.
Seguiremos con otra aventura que os contábamos hace poco y que llega de la mano de La Baronía de Turís. Con un color azul turquesa y una graduación de 11 grados, el Baronía Blue tiene un sabor afrutado, que marida perfectamente con snacks, platos ligeros y ensaladas de frutas o como aperitivo. De momento, se han lanzado al mercado 5.000 botellas con la intención de que, especialmente, “los consumidores que se inician en el mundo de vino disfruten de un sabor atractivo y diferente a los vinos convencionales, un sabor más suave, más fácil de consumir, ya que, tal vez, a este tipo de consumidor le puede resultar más difícil iniciarse con un vino tradicional”, comenta la directora gerente de La Baronía de Turís, Ana Calvet.
Para Calvet, el nuevo ‘Baronía Blue’ “es un producto que nace dentro de la imagen renovada de la bodega, que con su Wine Revolution, está adaptando sus vinos a las nuevas tendencias de mercado, para transmitir al consumidor final y al distribuidor la idea de una renovación positiva”. Asimismo comenta que “es un paso adelante en la innovación por la que ha apostado la bodega, que no cesa de buscar y ampliar más su público objetivo”.
Y seguimos desde Anecoop. Llegan de la mano de Bodegas Reymos con La Vida en Colores. Es un combinado de baja graduación a base de vino procedente de uva moscatel disponible en tres colores (azul, verde y naranja) de acuerdo a sus tres sabores frutales, “Blue Hawai”, “Green Apple” y “Orange Mimosa”. Esta nueva categoría de vino, en la que el sabor y el color son los grandes protagonistas, es el resultado de aplicar la creatividad al saber hacer y la experiencia de Bodegas Reymos, buscando, al igual que el propio festival, empatizar con un nuevo público que busca experiencias diferentes. En definitiva, personas que apuestan por ver la Vida en Colores, y descubrir una forma alternativa de creación de comunidad y de recuperación de memoria y orgullo.
Pues eso, que la vida en colores puede ser maravillosa. Tanto que a veces el ingenio y la manera de conectar con las nuevas generaciones, lleve a productos que rompan moldes.
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