José Antonio López
No deja de sorprenderme la cantidad de críticas sobre restaurantes que se publican en algunas redes sociales y que, al parecer, sólo tienen un objetivo, fastidiar. Aquí es gratis hacer daño y cualquier españolito de a pie, puede colgar su opinión, libremente, y hablar mal de quien se le antoje sin aportar datos y mucho menos defender sus opiniones.
Quien venga detrás que arree.
Llevo mucho tiempo leyendo verdaderas aberraciones sobre restaurantes que se merecen todos los respetos y cuya trayectoria de bondad y profesionalidad está mucho más demostrada que los comentarios de «los gurús de la gastronomía» que se atreven a opinar de ellos. Sale gratis y hacen mucho daño a las personas que dan todo lo que saben, al servicio de los demás.
No debería ser así. Si usted acude a un restaurante, va a comer y a disfrutar no a fusilar ni a criticar. Cada uno de los establecimientos le brinda toda la información necesaria y suficiente para que no se sorprenda ni por su tipo de cocina, ni por su servicio y mucho menos por sus precios. Todo está por escrito. Por supuesto que puede haber fallos, pero eso se soluciona hablando con el dueño y volviendo a la normalidad. De ahí al «menudo atraco» «porquería de cocina» «ni se les ocurra ir» hay un trecho y una línea que no se puede ni se debe pasar.
Estamos jugando, con nuestro comentario, con el futuro de muchas familias y sobre todo tirando por tierra el prestigio y trabajo honrado de muchos años. Y eso no debe ser.
Por mi trabajo me invitan muchas veces a restaurantes. Tengo como norma visitarlos de incógnito y luego decidir si escribo o no sobre ellos. Esta es mi libertad y mi obligación a no incidir en que a otras personas les guste o no lo que para mí sería lo ideal. Todos somos libres. Si no quieres ir a un sitio, no vayas.
Desgraciadamente siguen las críticas a locales que no se merecen a algunos clientes. No se puede hacer nada salvo contestar al «cervantes» y ponerle en su sitio, pero el mal, ya está hecho.
Me gustaría poder editar una lista con nombres y apellidos de Clientes Indeseables y que, cuando alguien fuera a reservar mesa, se encontrara con la puerta en las narices por ser «persona non grata.» Ojalá se pudiera hacer.
Me quedo con la satisfacción de poder ir y volver a restaurantes a los «que han puesto verdes» en algunas redes y que sólo me recuerdan a la fábula de la zorra y las uvas. Están verdes.
Opinen, amigos, pero con cabeza y conocimiento y siéntanse libres de elegir sitio y gastronomía. Tengan su propio criterio y sobre todo, respeto a los demás y a sí mismos.
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2 comentarios en
Vicent Castell el 6 junio, 2017 a las 10:30 pm:
Todos los extranjeros que son son preguntados por qué es lo que más valoran de España responden que la gastronomía. Y ahora sería el momento hipócrita de omitir los cangrejos y guisantes de la ‘paella madrileña’ y la más respetuosa actitud de Barcelona que no se atreve con los arroces. Si a alguien le pica que se rasque, pero esa gastronomía tan valorada se concentra fundamentalmente en nuestra tierra.
Y justo ese es el principal motivo para hablar mal de ella: cuanto más cretino es un cretino más se valora a sí mismo berreando por un instante de lo que todos sabemos que es bueno. Y digo «por un instante» porque si lo observáis, al momento se queda más solo que un parlamentario honesto. Resulta insoportable la compañía de un redomado idiota candidato a cualquier puesto político. Demasiado tiempo les hemos dedicado ya: dejemos la basura con la basura.
Ricardo Rivera el 15 febrero, 2020 a las 11:40 pm:
No solo en restaurantes, tambien en boutiques y negocios.