Déjate seducir por el mundo del vino
Déjate seducir por el mundo del vino
David Blay Tapia
Hay muchas formas de promocionar una ciudad. Y un restaurante. Pero pocas veces se usan los contactos más cercanos en la era de la colaboración, donde pese a lo que pueda parecer hay más de trabajo conjunto que de competitividad entre locales. Sobre todo si están alejados geográficamente unos de otros.
Que Fierro es un lugar diferente se evidenció desde el principio de los tiempos. Por concepto, oferta y propuesta de valor. Pero en muchos casos se ha adelantado a colaboraciones en las que gente de su alrededor ha ido inspirándose. Aunque en descargo diremos que su eje tiene mucha coherencia. Lo demostró con ‘Los hermanos sean unidos’, juntando a los (muchos y buenos) chefs de su patria desperdigados fuera de ella.
Pero si aquello fue una muy buena prueba de fuego para saber si la ciudad está preparada para este tipo de proposiciones, lo ocurrido a finales de mayo dio un paso más. Básicamente porque en lugar de elegir fueron escogidos. Y trajeron una maravilla llamada Comilona a un lugar que nunca había disfrutado de ella.
En 2014 alguien decidió entrelazar cocineros y sumillers argentinos y convertir su gira en un festival gastronómico itinerante y en ese tiempo ha pasado por Londres, Singapur, Nueva York y París. Hasta que, 15 años después, alguien decidió poner en el mapa a la capital del Turia. Algo habrá tenido que ver el trabajo previo de Germán y Carito.
El caso es que durante dos comidas y dos cenas el jefe de cocina del Restaurant Virtus de París, Marcelo Di Giacomo, el miembro de Enigma Barcelona Diego Grimberg y el chef patrón de Zoilo en Londres y Bochinche Singapur, Diego Jacquet unieron sartenes y fogones para maridar junto a la encargada de la vinoteca natural del restaurante 108 en Copenhague, Juliana Carrique.
Más allá de lo que se comió, en un mix espléndido de los platos de todos, subyacía un pensamiento: ¿cuánto valdría una campaña similar si tuviera que proponerla un Ayuntamiento o una Conselleria de Turismo? Y así quedó flotando la cuestión, mientras gente como Vicente Patiño asentía cada vez que le ponían una nueva ración encima de la mesa.
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