Mark O’Neill
Uno de los errores más comunes es pensar que el vino mejora con el tiempo. Como regla general, esto no es así. La mayoría de los vinos mantiene sus características durante algún tiempo, pero luego empiezan a deteriorarse.
Elegir el vino puede ser ya bastante complicado como para además tener que pensar en qué añada es la mejor. Recuerda que los vinos que están a la venta es porque ya están listos para consumirse, y la mayoría deberían disfrutarse entre el primer y el tercer año desde su lanzamiento.
La añada es importante cuando se trata de los grandes clásicos, principalmente franceses o italianos, en los que por su forma de elaboración pueden tardar muchos años, incluso décadas, en llegar a su punto álgido. Pero esto es la excepción a la regla.
Este tipo de vinos son muy caros debido, principalmente, a la baja disponibilidad y a la alta demanda. El año de la vendimia determinará la calidad del vino y su capacidad de envejecimiento. Recientemente hemos publicado un artículo sobre una degustación vertical de los vinos de Clos Rougeard en la que precisamente me impresionaron las diferencias tan marcadas entre diferentes añadas.
En la mayoría de los vinos la añada viene impresa en la etiqueta, indicando el año de la vendimia. Para madurar adecuadamente las uvas necesitan una combinación de agua, sol, calor y frío en las proporciones adecuadas, en el momento adecuado. Pensamos en un buen año cuando hay un invierno frío y húmedo, seguido por una primavera suave y un largo verano seco con días calurosos y noches frías, produciendo vinos con un buen equilibrio entre fruta y acidez. Un año malo es cuando hace demasiado frío durante la primavera, o demasiada humedad en verano, que impide que la uva madure correctamente, resultando vinos desequilibrados.
La añada es de suma importancia cuando se trata de las grandes bodegas de Burdeos, Borgoña, Rioja, Ribera del Duero, Alemania y el norte de Italia, cuyos vinos son muy apreciados y donde no hay dos vendimias iguales, lo que hace muy difícil predecir la calidad hasta el mismo momento de la vendimia. En España nos encontramos con esa situación en el noroeste, siendo el Levante y la región de Valencia, por lo general, más uniforme.
En lo que respecta a los vinos del día a día, los enólogos pueden producir una calidad relativamente constante año tras año, apoyándose en los avances tecnológicos, que les permiten controlar todo el proceso de elaboración, a lo que se suma la posibilidad de selección de uvas procedentes de diferentes viñedos, para lograr el coupage deseado. Consecuentemente, hay menos variación entre unas añadas y otras. Muchas veces, el productor indica en la etiqueta el período ideal en el que el vino debe ser consumido.
La calidad de los vinos jóvenes ha mejorado mucho durante la última década. Los consumidores demandan vinos que estén listos para tomar y en general no buscan vinos de guarda.
Cuando vayas a comprar una botella de vino y tengas dudas sobre la añada, presta atención a las recomendaciones del elaborador que aparecen en la etiqueta.
Si vas a comprar vinos de cierta categoría, lo normal es que haya un profesional, probablemente un sumiller o un experto en la materia, para ayudarte.
Y un consejo para terminar: cuando se trata de vinos jóvenes y especialmente blancos y rosados, pide siempre que te sirvan la última añada.
Mark O’Neill DipWSET fundador de TheWinePlace.es
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