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Guerra del vino, mensajero muerto

Jaime Nicolau
Hay semanas en las que por más que uno lo intente da pereza sentarse delante del teclado. Días en los que los golpes de la vida te bajan la batería y días en los que lo espinoso de algunos temas te la vacían del todo. Algo así ha ocurrido con el conflicto que dirimen en los tribunales las DOP Utiel-Requena y Alicante contra el reglamento de la DOP Valencia. Nosotros siempre hemos apostado por contar la versión de cada una de ellas, para que los lectores intenten sacar sus propias conclusiones y ninguna se sintiese agraviada en el trato. Los periodistas no somos jueces y cada una de las partes debe de entender que no podemos ni debemos alinearnos en ningún bando, y más cuando el asunto está en manos de los tribunales, que aparte de para juzgar a Urdangarines y compañía, también están para esto. Para cuando dos partes tienen un conflicto que sea un juez el que decida. Y el asunto no va a parar aquí, con lo que seguiremos contándoles lo que vaya ocurriendo.

Lo cierto es que sí podemos opinar y es lo que pensamos, que nos gustaría poder seguir contándoles bondades de los excelentes vinos que se elaboran en Utiel-Requena, Alicante y Valencia, porque las zonas productoras de la Comunidad, sumándoles la IGP de Castellón, viven un excelente momento y volver a este tema cuando haya algo nuevo que contar. Me da mucha pereza la utilización política del tema, la gasolina que añaden al incendio algunos sindicatos y el silencio de otros. Y el que diga que el asunto no está politizado miente y todas las partes lo saben aunque alguna lo niegue.

Lo que sí tenemos claro desde aquí es que ningún periodista cuenta nada sin contrastar la información. Que muchas veces lo que nos cuenta alguna fuente puede no ser del agrado de las partes afectadas, pero que nadie escribe ciencia ficción en un tema como éste. Sí es cierto que personalmente me chocan algunos bandazos en la línea editorial. Palos a una DOP en según qué temas, y defensa a ultranza de la misma en otros. Una vara de medir un tanto extraña. Pero comunicados públicos poniendo en entredicho la labor de un periodista sin tener la valentía de citar siquiera el medio, me parece mal camino y una torpeza descomunal. Seguramente a ese medio y a ese periodista alguien le haya contado lo que ha transmitido. Y quizás el problema lo tenga el afectado directamente con la fuente, porque normalmente son vecinos e incluso a veces, han formado un matrimonio ideal durante años que ha terminado en un divorcio sonado con luces y taquígrafos. Así que creo que pierde el tiempo el que mata al mensajero y haría bien en destinar ese esfuerzo a hablar con su ex.