Jaime Nicolau
Es lo que les falta por hacer, porque los partidos más radicales del independentismo catalán siguen alimentando sus ganas de separarse del mundo. En esta ocasión le ha tocado, según contaban los compañeros de Las Provincias, al embutido de Requena y los vinos de esta comarca, incluidos por la Generalitat de Catalunya entre los productos típicos de «Els Països Catalans».
A uno ya no le sorprende nada, pero he de reconocer que ayer por la tarde viajando entre los viñedos de Utiel-Requena, Manchuela, Villarrobledo, Tomelloso o Valdepeñas, me sobresaltaba la voz de la concejala requenense María José Arroyo, quejándose amargamente de la noticia. Y no es para menos. Ya se han presentado las quejas oportunas, pero mientras todo se resuelve, ahí sigue la aberración.
Y digo yo que al final llegará un punto en el que alguien ponga algo de cordura a tanta gilipollez. Comparto con el periodista catalán Javier Cárdenas, uno de los catalanes más críticos con los independentistas, que «el ser humano se extinguirá de estupidez».
Y, ¿de verdad no hay nadie que le diga al iluminado que ha pensado esto, los años que llevan en la comarca de Requena-Utiel haciendo embutido artesano de calidad y unos excelentes vinos y cavas? De verdad, ¿no hay nadie que valore el daño que estas soberanas tonterías hacen a los propios empresarios catalanes? De verdad, ¿no hay nadie que defienda a los excelentes bodegueros catalanes del daño que todas estas boludeces les producen en el resto del mercado español?
Como parece que no, tampoco se asusten porque Els Països sigan creciendo y extendiendo su territorio. Cualquier día llegan a Gibraltar y quitan la bandera británica. ¿Tendrán huevos?
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