Jaime Nicolau
Hace unos días nos hacíamos eco de un informe que señala que el enoturismo crece en España, en concreto lo hizo un 17% el pasado año. No es una casualidad. El turismo de experiencias hace tiempo que gana terreno a cualquier otro género del mismo. Esas experiencias tienen en el mundo del vino y la gastronomía un auténtico as en la manga de incalculable valor. Porque el vino es cultura en sí mismo, es cultura unida a un territorio y a su historia, es patrimonio absoluto del entorno rural, y puede ser su auténtica piedra de salvación. En las zonas más aventajadas en la materia supone ya un tercio de la facturación, pues detrás de él se esconde también un volumen de ventas notable. En otras, el potencial por explotar puede hacer que lo sea gracias a los privilegiados enclaves de algunas zonas productoras.
Hoy nos centramos en un ejemplo claro de todo esto. La Mostra de Terres dels Alforins que se celebra el próximo sábado en La Font de la Figuera. Un certamen que va por la séptima edición y que hace que las calles de una de las localidades de Terres dels Alforins (Fontanars, Moixent y La Font de la Figuera) se engalanen cada año de color vino, con música, gastronomía y cultura como complementos para una fiesta que llena las calles de winelovers. Ha ocurrido en cada una de las ediciones anteriores y volverá a pasar el sábado.
Es un día en el que los políticos no deberían faltar. Sólo así se darían cuenta del enorme potencial con el que cuenta la industria bodeguera en la Comunidad Valenciana. De Castellón a Alicante, de Utiel-Requena a Valencia. Son muchas las bodegas que realizan un trabajo de enorme calidad en materia de enoturismo. A la vez esa administración debe de ser exigente. No todo merece el apellido de enoturismo. Tendríamos que empezar por establecer unos cánones de calidad que todos cumplan. Y el que no lo haga se le desposee de ese apellido. Porque no es justo meter a todos en el mismo cesto. Porque los 4 y 5 estrellas no pueden estar con los de 1 o 2. Es lo que hay. Y sólo ese nivel de exigencia nos llevará a poder aprovechar esta enorme oportunidad en la que se está convirtiendo el turismo del vino.
Y de paso, para aquellos que vayan a la Mostra de Terres este sábado, no olviden brindar con una copa de Casabosca de Cambra, o Safrà de Celler del Roure, o Los Pinos 0%, o Clos Cor Ví Riesling, o Blanc d´Enguera, o Mala Vida, o Biología de Los Frailes, o Juan de Juanes de La Viña, o Graciano de Heretat dels Taverners, o Rouge de Belda o, para finalizar, un Sant Pere. Si a todo eso le ponen la gastronomía de la zona, con excelentes embutidos, gazpachos de tortas y caza o el arròs al forn, y la música de Limbotheque, pues la jornada será inolvidable.
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