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El sexo de los ángeles

 

Ignacio de Alfonso
El 29 de mayo de 1453 los turcos tomaron la grande y valiosa ciudad de Bizancio. Según cuenta la leyenda, les fue tremendamente fácil hacerse con el sitio porque la población entera –desde filósofos a mercaderes– se encontraba absolutamente obsesionada discutiendo sobre si los ángeles eran hombres, si también los había mujeres, o si estas celestiales criaturas se encontraban muy por encima de esas necesidades humanas y no tenían género.

En cualquier caso, la expresión ha adquirido una connotación mucho más práctica, en línea con la leyenda. Hoy en día, discutir sobre el sexo de los ángeles es perder el tiempo en algo que no va a solucionar los problemas realmente importantes o que están completamente fuera de punto.

Y tú, lector, te preguntarás qué tiene que ver todo esto con el vino, con este nuevo blog, con la viña… Realmente todo y nada. Este blog pretende acercarte a los problemas y preocupaciones del campo, cómo es su guerra de cada día para obtener una uva de calidad que permita hacer grandes vinos. Pero queremos ser diferentes, no ser demasiado técnicos y conseguir explicarnos bien y despertar tu interés.

En este primer post queremos hablarte de otras criaturas celestiales que sí tienen sexo, y que vuelan cada noche para encontrar el amor. La polilla acecha, este año se está retrasando porque ha hecho unas semanas de frío y los bichos están un poco perezosos. Pero llegará, como cada temporada. La llaman ‘la del racimo’ o ‘Lobesia’ y es una vieja conocida de quienes cultivan vid. Después de sus apasionados encuentros abandonan a sus vástagos para que se críen a expensas de nuestros granos de uva, y son estos pequeños gusanitos del demonio quienes causan verdaderos estragos a nuestra mimada fruta.

La Lobesia hace mucho daño a la uva, la hiere y la debilita. Después nuestros racimos enferman, se pudren y pueden convertir un vino magistral en una cosa cualquiera. Los episodios de pasión nocturna se repiten durante toda la primavera y el verano; y si los vigilantes cuidadores de las viñas no hacen algo, no conseguiremos nada decente cuando llegue la vendimia. Podemos frenar esta pasión y evitar el desastre con una herramienta sutil contra el amor, jugando con los aromas, los perfumes y el flirteo de estos ángeles con sexo; pero esta historia la podrás leer en el próximo post.

Suterra os desea sana cosecha y mejor compañía para disfrutarla.

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