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El sabor de las cerezas

“Las cerezas me salvaron la vida, una cereza me salvó la vida”

El sabor de las cerezas, Abbas Kiarostami, 1997.

Blanca López Handrich

Cuando iba aún al colegio, tuve la suerte de descubrir esta película iraní en la que un hombre le cuenta a otro que una vez planeó acabar con su vida colgándose de un cerezo, pero que, cuando subió al árbol con la soga al cuello, una cereza cayó en sus manos y al probarla, desató en él una catarsis de sentimientos que terminaron con su propósito y le devolvieron la felicidad a él y a su familia.

Esto me hace pensar en la importancia de las cosas pequeñas, en cómo una experiencia aparentemente insignificante puede quedar grabada para siempre en la memoria. Los grandes sabores tratan un poco de eso, de tener una sensación que no olvidarás y que inevitablemente asociarás a un momento concreto. Y de esto va también “Sabores de Alto Palancia”, la nueva campaña que ha lanzado esta comarca situada entre dos sierras -Calderona y Espadán- y tres provincias – Valencia, Castellón y Teruel -.

En las tierras del Alto Palancia crecen vides, almendros y olivos milenarios con los que se elaboran buenos vinos, dulces artesanos y magníficos aceites. Las abejas producen una miel excepcional, los membrillos se emplean para hacer mermeladas caseras y todavía existen maestros queseros con recetas originales que buscan expresar en un solo bocado la realidad del paisaje y la tierra de esta comarca que respira naturaleza.

El Alto Palancia es una tierra de experiencias vinculadas al agua -el río Palancia atraviesa la comarca ofreciendo numerosas actividades de ocio y deporte – a la naturaleza, y al sabor. No se puede dejar de visitar la quesería Los Corrales, en la localidad de Almendíjar, donde los artesanos elaboran quesos que son reflejo de su tierra, sabiendo que la elaboración de un buen producto empieza con el ganado.

En Dulces La Cartuja, tres generaciones de maestros artesanos ponen toda su experiencia y saber hacer en la elaboración de mermeladas caseras, entre membrillos, higueras y frutales. La Cooperativa de Viver produce aceites de altísima calidad como el Lágrima, oro líquido que seguro ha hecho llorar de alegría a más de un comensal. Y, por supuesto, no puedes perderte las famosas cerezas de Caudiel, cuya fiesta se celebra cada año al final de la primavera; la trufa de El Toro en invierno, las almendras de Benafer, los embutidos y los platos típicos como la olla, el arroz al horno o el empedrao.

Para finalizar con el mejor descanso, como siempre, el club Temps tiene las mejores opciones. Puedes alojarte en El rincón de Pau, en Torres Torres, un conjunto de casas rurales de piedra que conservan el estilo típico valenciano y que cuentan con piscina, barbacoa y terrazas donde admirar las preciosas vistas de la zona y el cielo estrellado.

Y para una experiencia más completa para el cuerpo y el alma, El Retiro de Kun Kan, en Altura, ha sido diseñado exclusivamente para crear una atmósfera de paz y tranquilidad que te ayude a recuperar el equilibrio mental y emocional y que al mismo tiempo mejore tu salud, con programas especiales anti-estrés, détox o curativo.

Así que si buscas una escapada llena de sabor, prueba el sabor de las cerezas de Alto Palancia. Como decía el sabio de la película: “Tienes que cambiar tu perspectiva para así cambiar el mundo”.

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