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Cris & Carrie (Tapería)

José Antonio López
En cuanto crucen la puerta automática de Tapería Hispania en Hernán Cortés, la van a distinguir. Pelirroja, inquieta, rápida… está en la barra, en la sala, en la terraza…Todo el mundo la conoce y muy pocos se guardan para sí la sonrisa y el saludo que esta profesional de la hostelería se merece. Ella, también lo da. Sin que nadie se lo pida. Es de las personas que creen en la humanidad y está dispuesta a hacernos a todos un poco más felices, al menos en el tiempo en que estemos en su casa, que es la de todos.

Carrie viene de Escocia y habla el español y el valenciano, mejor que muchos. Si no fuera por su presencia nadie diría “que no es de aquí” y, compartiendo con todos su orgulloso origen y su pasión por su tierra, defiende la cultura valenciana como a muy pocos he visto hacer.

Sabe estar y trabajar. Está orgullosa de lo que hace y de con quién lo hace, porque sus compañeros son su familia y la satisfacción del cliente su principal objetivo.

Cuando llega a casa comparte con su hijo vivencias y amores.

Ella ya es amor que se refleja en los múltiples espejos que Kike instaló en Tapería para multiplicar la imagen de las buenas personas.

Si ponen un poco el oído, y no es problema porque este local es de todo menos ruidoso, notarán cómo en la “sala de máquinas” hay un trabajo tremendo y no se oye absolutamente nada.

De refilón, fijen su vista en Cristina, pedazo de profesional en la cocina desde donde hace grande la máxima de dar de comer y beber… bien.

Callada, humilde, hormiga trabajadora que no deja nada al azar y se empeña en conseguir la perfección. Algunas de sus tapas son auténticas obras de arte, pero se enfadará si alguien la alaba. Sabe que es su obligación y disfruta con su trabajo.

Propios y extraños aplauden su bocata de calamarcitos y, de vez en cuando, te sorprende con una chistorra con queso fundido que es de aplauso. Más de veinte platos diarios y los postres, es la oferta que Cris presenta cada día a sus amigos y a los clientes que entran, por primera vez en su santuario y que dejan de ser clientes para ser amigos.

Mirada bondadosa y maternal, pese a su juventud, cuya única obsesión es que los platos lleguen vacíos a su territorio. Nota, en la distancia, la satisfacción de su clientela.

Sigue en silencio y se prepara para un nuevo servicio. Otro reto del que saldrá triunfadora.

Cris y Carrie o Carrie y Cris… Kike no quiso saber nada del perfil, pero se le nota la alegría cuando sabe que puede confiar en profesionales como ellas que no paran de luchar en pos de conseguir un bien común.

A ellas, y a las profesionales anónimas (de momento) de Tapería, les damos el título de AMIGAS ENTRAÑABLES, simplemente porque es verdad.