David Blay
Si un sector ha ayudado a que traslademos las sensaciones que somos capaces de experimentar en vivo a las pantallas de nuestras casas, ése ha sido el de la música. Muchos solistas, dúos y formaciones han creado conciertos, compuesto canciones u ofrecido su arte para hacernos más llevadero el confinamiento.
Sin embargo, muchas personas por edad, gustos o acceso a la tecnología no están disfrutando de muchas de las posibilidades a las que sí tiene acceso la parte de la población más digitalizada del país. Y apenas cuentan con ofertas que puedan alegrarles los muchos momentos de soledad que en ocasiones deben soportar.
Si hay una entidad en Valencia que se preocupa por los colectivos menos favorecidos es sin duda la Fundación Cultural CdM. Su apuesta por la música clásica, las historias en torno a ella y su maridaje con vinos de Utiel-Requena han convertido a Capella de Ministrers en un referente enológico-cultural. Que ahora, además, da un paso adelante para acompañar a quienes no tienen a nadie cerca. O, simplemente, quieren vivir una experiencia especial con alguien a quien admiran.
El proyecto Musicamable (bajo la web del mismo nombre) busca que cualquiera que lo necesite solicite un ‘abrazo musical’. Esto es, un concierto personalizado y único en función de sus preferencias (desde rock a flamenco pasando por jazz o antigua) con un intérprete junto a quien también se podrá conversar e intercambiar impresiones.
Su altruismo añade la posibilidad de desarrollar acciones específicas en hospitales, residencias o centros de atención, utilizando el voluntariado musical para mejorar la gestión de las emociones. Tanto es así que han diseñado la interfaz de su página de la manera más sencilla posible para que las personas mayores sean capaces de realizar los trámites sin apenas ayuda externa.
De momento, el primer abrazo entre Rubén (guitarrista) y Paquita (ciudadana de Castellón) ya ha tenido lugar. Y muchos más músicos están ingresando de manera altruista en la iniciativa. Para que la cultura, sea de las notas o de la cata, no se pierda en estos tiempos de alejamiento. Porque una copa de vino, con alguien al otro lado, siempre acaba sabiendo mejor.
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