Mark O’Neill
1. La mayoría de los vinos no mejora con el tiempo
El 85% de los vinos están elaborados para ser consumidos en un período entre 1 y 3 años después de su embotellado. A menos que te compres un Borgoña o un Claret para guarda, deberías ir consumiendo tu bodega en vez de almacenar vinos durante años. Es recomendable comprobar la añada antes de comprar un vino.
2. La temperatura afecta a los aromas y sabores
Los tintos jóvenes se disfrutan más si se sirven un poco más frescos, a unos 12ºC, mientras que los blancos a menudo se disfrutan más cuando se sirven a temperaturas algo inferiores a lo que acostumbramos, a unos 7-8ºC. Durante los meses de verano no tengas miedo de pedir una cubitera para enfriar un tinto. Sin embargo si un blanco está demasiado frío a lo mejor no puedes apreciar la sutileza de sus aromas o sabores. Si un tinto se sirve a una temperatura superior a la recomendada puede resultar un poco volátil con un final flojo.
3. No siempre es cierto que los tintos se deban tomar con carnes rojas y los blancos con pescado. Si fuera así nos perderíamos algunos maridajes extraordinarios. Por ejemplo, un pescado graso como el salmón, va la mar de bien con un Pinot Noir o un Cinsault de capa media.
4. Los espumosos no son sólo para celebraciones
Son excelentes para maridar muchísimos platos. El cava y el champagne son muy versátiles, con la estructura y acidez suficientes para combinar con un montón de mariscos, postres y quesos.
5. El precio no es garantía de calidad
Hay muchos factores que afectan al precio del vino. Disponibilidad, cantidad producida, eficiencia en los procesos productivos de la bodega, los tipos de materiales secos utilizados, los costes de transporte, etc. El hecho de que una bodega venda sus vinos en el mercado a precios elevados no significa que estos sean los mejores de la zona. Hay que aprender a comprar bien.
6. El tapón de rosca no es sinónimo de vino barato
Los tapones de rosca ayudan a evitar problemas de contaminación propios del corcho, que afectan al 10% de las botellas con cierre de corcho natural. En países productores del nuevo mundo como Nueva Zelanda, Australia y EEUU es muy normal el tapón de rosca.
7. El rosado es una mezcla de tinto y blanco y su calidad inferior
¡Error!!! El rosado se elabora igual que el tinto con la diferencia de que el primero pasa menos tiempo en contacto con los hollejos, responsables del color del vino. El rosado tiende a ser más ligero, más fragante y más fresco. Perfecto como aperitivo o como acompañamiento de ensaladas, pescados y mariscos.
8. Degustar fruta con vino dulce no es igual
La gente suele confundir dulzura del vino con su frutosidad. Un chardonnay del año puede evocar notas dulces, –frutas tropicales, piña, papaya– a la vez que puede ser considerado seco en su azúcar residual. Esto puede confundir ¿cómo puede algo que tiene notas en boca dulces sea a la vez seco? Nuestros sentidos asocian frutas tropicales o moras maduras con dulzura, y de ahí la percepción del dulzor. Los vinos clásicos dulces como Sauternes, Tokaj, o algunos Riesling y moscateles se elaboran de una manera especial para que el vino conserve su azúcar residual natural.
9. Confía en tu instinto
En última instancia eres tú quien está bebiendo el vino. Cuánto te guste es una apreciación personal tuya. Aprende a degustar, a disfrutar del vino y practica. El que cata siempre tiene la razón. Que te guste o no te guste es cosa tuya, es personal.
Mark O’Neill
DipWSET y fundador de TheWinePlace.es
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