Déjate seducir por el mundo del vino
Déjate seducir por el mundo del vino
30 enero, 2017
Axel Pitarch
Alba Mosto 2014
Vino de España (Sanlúcar de Barrameda)
Hoy toca quitarnos corsés y respirar libertad. Hoy toca un vino de Alba Viticultores, una bodega Sanluqueña que podríamos decir que forma parte de esa nueva oleada de aire fresco. Hablamos de viticultores y enólogos jóvenes que en los últimos años están aportando al mercado vinos sinceros y libres, sin tapujos, sin corsés, donde lo que prima es su manera de entender el vino por encima de leyes o reglas de Consejos Reguladores de Denominaciones de Origen. Es el caso de este Alba Mosto 2014, un vino de color amarillo dorado, con baja intensidad colorante, elaborado a partir de uvas de palomino fino cultivadas sobre las tierras blancas características del Marco de Jerez, las cuales se expresan en la copa como calizas notas minerales, de yeso, de su tierra, la albariza.
Un vino blanco tranquilo, sin encabezar, por ello no puede acogerse a la Denominación de Origen. Es lo que los jerezanos llaman «un mosto», por ser el paso previo a convertirse en un vino generoso. De ahí su nombre. No es una manzanilla, aunque no puede negar su parentesco con ella. Así lo atestiguan sus notas de piñones y nueces, su salinidad, su paso seco y su final ajerezado. Pero también se desmarca con una boca carnosa, estructurada y nada alcohólica y con sus aromas de frutas amarillas maduras. Algo de melocotón, albaricoques en el punto de tornarse orejones, frutas maduras pero no pomposas y flores de jazmín marchitas. Incluso una nota nostálgica por ser un vino que ya no se elabora. Las viñas de donde nacía ya se destinan a otros proyectos y esta botella del 2014 podría ser una de las últimas en consumirse. Seguramente es un vino que no se concibió para guardarlo y quizá sea por sus poco más de dos años de edad por lo que recuerda, sutilmente y sólo por momentos, a un vino de Jura o a un Champagne. Tal vez sea mucho decir, pero ahí están, aflorando suaves, esas notas de bollería fina bien integrada, de mirabel y de ruibarbo.
En boca entra amable, es equilibrado y no despunta la acidez. No conviene perderse en matices que no tiene, sino apreciar la calidad de los que sí están. Un carácter floral, alguna nota de piel de naranja y quizá un leve recuerdo de whisky de malta, impecables, en su punto y perfectamente ensamblados. Se va poco a poco, dejando una nota salina y metálica, y por supuesto larga, como todo buen vástago de Jerez haría.
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