Ameyal: México en estado puro

15 julio, 2016

José Antonio López
Tengo la suerte de tener como amigo a Dany, un mexicano que ama a su tierra y a sus costumbres como pocos lo hacen en el mundo. Y no exagero.

Cada vez que nos vemos me habla de su tierra, de sus costumbres, de su gastronomía, de su tequila y la forma de tomarla. Me entusiasman las personas que aman tanto su cultura, como para contagiarnos a todos.

“Tienes que probarla, José”, me decía una y otra vez. Pero la una y otra vez, nunca llegaba hasta hace unos días.

Estoy en el restaurante Ameyal y solamente con entrar, ya siento algo distinto. Ustedes saben que defiendo la idea de que antes de comer tiene que haber un tiempo de tranquilidad donde se vayan dejando fuera los problemas que tenemos y estemos preparados para disfrutar de unos platos que han sido elaborados con esmero y pasión por expertos cocineros.

Respeto a la cultura y a las formas.

Ameyal lo tiene.

Nada más entrar hay un espacio que “te obliga” a no pasar de él y centrarte en dónde vas a entrar y el porqué has elegido el sitio.

Estamos en el principio donde Pau te ofrece una de sus margaritas que saben a gloria y merece el aplauso de los comensales simplemente por la delicadeza y amor que pone este maestro coctelero en hacerlo.

Bienvenidos, están en México con todo lo que eso supone.

Respetamos cualquier local que ofrezca una calidad, un servicio y una dedicación, pero estamos en Ameyal y esto, es México. Fuera, a las puertas, nuestra gran ciudad de Valencia.

Óscar me dedica su tiempo. Es el director y otro enamorado de lo que representa. Lleva un año y medio en España y tiene una gran preparación cultural como para permitirse un verbo fluido y contundente con el que describir y crear ilusión por su país.

Ameyal es un sueño cuyo objetivo era presentar, con toda humildad pero con la mayor contundencia, la gastronomía mexicana en Valencia. Y eligieron, desde ese gran país, nuestra ciudad porque tenemos mucho en común y porque la sangre nos corre por las venas.

Vendrán otros locales, otras ciudades, pero, hoy por hoy, están en Valencia presentando lo mejor de su país, sus costumbres y su gastronomía.

“Soy orgullosamente mexicano” me dice Óscar y “necesito que todos ustedes sepan lo que es una comida deliciosa y al alcance de todos”.

“Hemos creado un espacio donde hay una combinación de sentidos”

Manantial, de aquí el nombre y el recorrer las distintas rocas con el agua infinita de ese manantial inferior que da frescura y te abre a conocer espacios diáfanos, limpios, cómodos.

Éste es otro mundo y es auténtico.

«Desconozco el conocimento que usted tiene de la gastronomía mexicana, pero le recomiendo que se olvide de todo y se deje llevar».

Entre bambalinas y tranquilidad conozco, y me alegro de ello, a Rogelio, gerente de la casa y tengo el honor de compartir conversación con el “monstruo” Mauricio, jefe de cocina.

Y entiendes la distancia de las mesas cuando te viene Dany para prepararte el guacamole junto a ti dejándose llevar por las indicaciones que le das pero, aconsejándote, en cada momento, cómo hacerlo mejor.

Y comienza el espectáculo donde se van incorporando actores y obras de arte.

Y conoces a Judith, a Eduardo, a Adrián y a Jordi y te viene otra vez Pau, con una margarita que hay que aplaudir como al resto de los presentes, más que platos, que van desfilando por tu mesa.

Mauricio te va ilustrando sobre el guacamole Ameyal, el aguachile de callo de hacha, el tiradito picosito de atún o los tacos de cochinilla pibil.

Y Laura, Manuel, Eva y Jorge van cumpliendo puntualmente su misión de mantener un ritmo y un servicio impecable donde vas aprendiendo, paso a paso, una cocina mexicana que creías conocer y que, en mi caso, estaba muy lejos de apreciar.

No volveré a caer en el error.

Pregunta a quien sabe y aprende de quien te puede enseñar.

Y llegó la enfrijolada de pato y foie y seguimos con las margaritas y las enseñanzas de Mauricio.

El raspado de gnayaba con tequila y chamoy… y mi pregunta inquieta a Óscar, que se reafirma en su convicción de que para ser el mejor hay que contar con los mejores que capten, sientan, vivan y comuniquen lo que ofrecen.

Todo, o casi todo el personal, es mexicano.

Se nota.

El semifrío de mango, chocolate blanco y aguacate y los tradicionales dulces mexicanos te convencen de que hay que venir más veces a esta maravillosa tierra México que tiene tanto que ofrecer.