3 enero, 2018
González Byass ha recuperado del interior de sus bodegas los “Vinos Finitos”, unas reliquias enológicas fuera de la categorización habitual e imposibles de replicar por su escasez. Son vinos que han envejecido, en pequeñas cantidades, en la quietud de estas bodegas jerezanas y que, una vez embotellados, no tendrán continuidad en el futuro. Alfonso Oloroso 1/6 es un vino clásico que reivindica un estilo de Oloroso Seco inconfundible y que, en la Casa de Tío Pepe, se conoce como Oloroso Fino.
El halo de misterio que, en ocasiones, rodea al Jerez y a las bodegas, se constata en esta categoría de vinos que algunos llaman “olvidados”. Botas, o incluso botellas, que han permanecido ocultos durante años en los lugares más recónditos de la bodega, ven ahora la luz bajo el apelativo de “Vinos Finitos”.
Reliquias escasas que no podrán replicarse jamás, rescatadas por González Byass. Entre ellos se encuentra Alfonso 1/6, el primer vino finito procedente de una bota con más de 40 años de vejez que, originariamente, pertenecía a la solera de Alfonso, el Oloroso más conocido de González Byass. Durante años, este Jerez irrepetible roció la solera de Alfonso hasta que el azar, o la intuición de algún capataz de raza, quiso que solo seis botas quedaran “olvidadas” en la bodega.
La sabiduría de Antonio Flores, enólogo y master blender de González Byass, ha seleccionado una bota donde, a lo largo de casi medio siglo, se ha ido gestando este Oloroso Fino intenso, glicérico, seco y con aromas complejos. Una joya escasa, de la que solo se han embotellado 965 botellas, y que se caracteriza por su finura en nariz, elegancia innata y amabilidad en boca.
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