18 enero, 2019
José Antonio López
Apenas lleva unos meses abierto pero ya tiene sus seguidores y admiradores.
La prueba de fuego la pasaron en estas pasadas fiestas. Y repito y afirmo que la pasaron con sobresaliente. Es bueno. La “vox populi”, con perdón, opina que hay demasiados locales de hostelería y que cierran muchos y abren otros.
No hace falta ser sabio para darse cuenta de que, solo los profesionales, debidamente preparados, pueden llegar a conseguir que un negocio de hostelería funcione. Y es así. Y ocurre en todas las profesiones. No se puede ser del montón, hay que luchar por ser uno de los mejores.
Gamboa es un local donde se han cuidado todos los detalles. El espacio es luminoso, amplio, muy cómodo y acogedor. Todo se ha dispuesto para que el cliente pueda disfrutar de una buena comida, de una interesante tertulia que seguirá, durante el tiempo que sea preciso, con un buen combinado entre las manos. Se puede pedir algo más, pero sería tentar al cielo.
Todo esto es el fruto de un trabajo en equipo y de una experiencia acumulada. Además de un afán de servicio y entrega al cliente.
Estoy con Alejandro Guevara Tuñón. He esperado, y se me ha hecho corto el tiempo, en la entrada del local.
Si te descuidas te ‘quedas Roque’ entre los sofás y los cojines que te rodean.
Ha terminado el servicio de cocina y se preparan para la noche. Debo decir que, como es mi costumbre, he ido unas horas antes al local y he compartido, anónimamente, la comida del equipo. Me encontré en casa.
Me sorprende la juventud de Alejandro. Me anima su profesionalidad.
Hablamos.
Natalia, empresaria, es la madre de Alejandro. El padre, Paco trabajaba en el mundo de la hostelería.
Alejandro estudia Psicología por imperativo, acertado, de Natalia pero… algo le tira de Paco y…
“Me encanta el mundo de la hostelería y formo parte del equipo de promoción de varios locales. Pero me doy cuenta de que hay algo más. Mi madre sigue con la suya de que estudie. Gracias. Si quiero trabajar, me lo he de ganar”.
Se repiten historias. El trabajo en esta gran profesión es un premio, no una obligación.
“Tengo buenas notas y vuelvo a pedir a mi madre que me deje entrar en el mundo de la hostelería”.
Y Natalia le hace caso y ‘lo recomienda’ a un amigo.
“Me tocó fregar suelos, cazuelas, sartenes y todo lo que te puedas imaginar. He limpiado tanto pescado que me huye Neptuno con solo mencionar mi nombre”.
Conocer a Adrián abre nuevas posibilidades a Alejandro. La gestión de empresas es un camino que puede y debe seguir. El joven pone todo su empeño y se prepara para el nuevo reto.
Jose y Alexander aparecen en su vida y con ellos una relación de amistad y negocio que va, poco a poco, a más.
Las Ánimas del Puerto, Cachao Puerto, Garamond… locales de noche que le abren los ojos al día.
“En nuestros locales aconsejábamos a nuestra clientela, dónde ir a comer, a cenar, a disfrutar de esos momentos que no eran parte de nuestro negocio. Conseguimos no fallar en nuestras recomendaciones, pero esto nos abrió un camino distinto en el que nos hemos embarcado”.
Y aquí nace Gamboa.
“Conocíamos los gustos y las ‘exigencias’ de nuestros clientes y creamos un espacio donde poder ofrecer lo que ellos demandaban. Por supuesto que seguimos recomendando los maravillosos locales de Valencia, pero ahora, hay uno más, y es el nuestro”.
La clientela, amigos de otros locales, confían en el equipo…
“Producto, mimo y servicio. Empeñados, hasta los topes, en conseguir la optimización”.
De la gestión perfecta a la sala de máquinas. Esto es un reto muy distinto y “nos encontramos con Michel, un gran cocinero que ha recorrido gran parte del mundo buscando saber y poder ofrecerlo. Confiamos en él y en la formación del equipo que quisiera. Acertamos”.
Y me quedo con frases como “el conjunto es lo que hace la grandeza”, “tenemos pasión por lo que hacemos. Nos ilusionamos cada día”.
Hay algo, en Gamboa, que está a punto de inaugurarse. Es un espacio, dentro pero separado, donde se puede estar relajado sin mirar el reloj y mucho menos el teléfono. Tendrán que descubrirlo ustedes.
Servidor, se metió en la cocina, abierta a todo el mundo, y disfrutó viendo el tartare de atún rojo, el pulpo ‘Gamboa’, el Steak Tartare… Estaban en la preparación de las comandas de arroces, desde el Senyoret a la paella valenciana, las ventrescas de atún rojo, el mero salvaje, la chuleta de vaca vieja madurada cuarenta días o el solomillo de vaca vieja…
Me quedo con el postre de la tarta de manzana con helado de vainilla o el soufflé de helado de leche merengada…
Y vuelvo al principio, en la entrada donde hay cojines mullidos y te invita al relax. Cuando se inaugure el nuevo espacio… será otra cosa.
Gamboa está en la calle Antonio Suárez, 6 esquina Periodista Ros Belda. Su teléfono de contacto es el 96 390 74 61.
Sean felices.
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Un comentario en
Paloma el 18 enero, 2019 a las 5:26 pm:
Soy asidua clienta y puedo dar fe de todo lo comentado. Es un lugar increible. Con un capital humano impresionante. No me canso de recomendarlo.