Som les Terres dels Alforins… y solo pedimos respeto

Jaime Nicolau / Olga Briasco

Como Fuenteovejuna, todos a una. Así de unidos están los viticultores de Terres dels Alforins para hacer frente a la implantación de megaparques fotovoltaicos en un paisaje que han mimado con sus manos desde hace décadas. No para enfrentarse a las energías limpias, que defienden en pos de una sostenibilidad por la que llevan varias décadas trabajando. Pero sí para que «el sentido común» impere buscando ubicaciones que no sean lesivas con el paisaje. Pero a diferencia de la maravillosa obra de Lope de Vega, aquí el drama salpica a tres poblaciones: La Font de la Figuera, Fontanars dels Alforins i Moixent, dentro de los límites geográficos de la Denominación de Origen Valencia. Un triángulo de belleza paisajística excepcional que se ha convertido en destino agroturístico de referencia, capitaneado por las bodegas de la zona. Sin ir más lejos, el pasado fin de semana, bodegas, hoteles y restaurantes de la comarca vivieron una Semana Santa histórica de visitantes, dentro de las limitaciones de aforo y restricciones que la actual situación exige para frenar la curva de contagios.

Esa unión de los viticultores queda patente también en el vídeo que acaban de lanzar pidiendo respeto por 24 siglos de tradición agrícola. Hablan seis viticultores, dos de cada población, recordando que son «Les Terres dels Alforins y solo pedimos respeto». En el vídeo, que se ha hecho rápidamente viral, recuerdan la responsabilidad de dejar el legado que merecen las generaciones futuras y el trabajo por la sostenibilidad que vienen realizando en las últimas tres décadas. Las energías renovables sí, pero en lugares no lesivos con el paisaje, defienden.

Han pasado días desde que la noticia saltó y ocupó sus preocupaciones. Preocupaciones además que les recuerdan un pasado no tan lejano, aquel en el que un macrovertedero quería destrozar su paisaje. Aquella batalla la ganaron pero el tiempo que pasa les hace dudar si el paisaje se pondrá en valor y se protegerá. Y en esa tesitura esperan un paso adelante firme de la conselleria de Agricultura, en la figura de Mireià Mollà o en la de sus secretarios autonómicos: Rogelio Llanes (Agricultura y Desarrollo Rural) y Paula Tuzón (Emergencia Climática i Transición Ecológica).

La espera comenzó a materializarse el pasado martes con una reunión telemática entre una parte de los viticultores y Paula Tuzón, a la que los éstos agradecen la predisposición que está mostrando, pues es la única voz de Agricultura que les ha escuchado, de momento. En esa reunión se explicó la ruta trazada por esta conselleria desde la publicación del Decreto Ley 14/2020 en pleno mes de agosto para acelerar la implantación de instalaciones para el aprovechamiento de las energías renovables por la emergencia climática y la necesidad de la reactivación económica. Tal fue el desazón de los viticultores que uno de ellos, una voz muy autorizada en el mundo del vino valenciano,  rehusó su turno de palabra desolado. Porque en una reunión con Agricultura se habló de todo, menos de agricultura.

Y es que, la postura de la secretaria autonómica no ha variado demasiado con respecto a la semana pasada, en la que indicaba a Valencia Plaza que la instalación de las fotovoltaicas en un determinado lugar “puede no agradar a todo el mundo pero su implantación —necesita un informe favorable—, “genera crecimiento económico y empleo compatibles con los valores ambientales, paisajísticos, naturales y culturales del territorio”.  Al tiempo, ha repetido a los viticultores que «hay tiempo» y que otras consellerias, como la de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad, que dirige Arcadi España, todavía tienen mucho que decir en función de la protección de las poblaciones afectadas.

La percepción del tiempo es relativa y los viticultores no entienden que Paula Tuzón exponga eso. Ellos, que pisan la tierra día sí y día también, ven como el tiempo va pasando y su territorio sigue igual o más amenazado. La especulación de fondos de inversión y empresas con razón social fuera de España y un capital social ridículo para el «meganegocio» que puede caer en sus manos ha disparado el nerviosismo y está generando cierta tensión. 

Pero hay un ápice de esperanza y a esa es a la que se aferran los viticultores. Dos patas de la Administración han demostrado de manera contundente su respaldo a los viticultores. La primera de ellas fue el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, al señalar que “el territorio de Terres dels Alforins lo elijo muchas veces cuando quiero exhibir las mejores galas y la mejor versión paisajística del territorio de la Comunidad Valenciana. Otro tipo de usos industriales perturbarían sobremanera la fisonomía del paisaje, que es un bien a preservar”. El segundo apoyo llegó el pasado miércoles, con la visita a La Font de la Figuera de Inmaculada Orozco (secretaria autonómica de Política Territorial, Urbanismo y Paisaje) y Rosa Pardo (directora general de Política Territorial y Paisaje), dos piezas importantes en el equipo de Arcadi España.

Es un capítulo más en una batalla en la que los viticultores achacan a las prisas de Agricultura toda la incertidumbre generada. Primero publicando el Decreto Ley 14/2020 en pleno mes de agosto, con alevosía y nocturnidad, que diría alguien. Después elaborando un mapa con criterios medioambientales que han utilizado los fondos de inversión para lanzarse con saña a por un territorio que, según Tuzón, podría estar protegido por Urbanismo y Paisaje. Para los viticultores ese mapa podía haberse consensuado antes entre administraciones lo que hubiera evitado todo este alboroto. Tiempo hay, pero cada vez menos, para que Agricultura se posicione, si es que quiere hacerlo, como ya han hecho sus colegas.

Porque la situación, como dice el viticultor más veterano del vídeo, es «un funeral, el fin del mundo para nosotros”. Y lo peor es que sus palabras podrían servir en cada una de esas zonas donde la posibilidad de instalar megaparques pone en peligro tierras de cultivo y viñedos.

Son les Terres dels Alforins… y solo piden RESPETO.

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