Mantequerías Ferrero: tradición, pasión y calidad en el corazón de València

Laura Lázaro / Vídeo: Fernando Murad, Laura Lázaro y Vicent Escrivà

Con el paso del tiempo los negocios están evolucionando continuamente y quien no lo hace se queda obsoleto. Los mercados ya no solo venden producto fresco, se han pasado al lado de productos preparados o semi preparados. Los restaurantes ya no son un sitio únicamente para comer, también ofrecen diferentes experiencias para disfrutar de la gastronomía. Y Mantequerías Ferrero no es un ultramarinos al uso, si no que ha evolucionado a lo que el cliente necesita, un lugar en el centro de València para disfrutar de un picoteo de gran calidad.  

La trayectoria laboral de Vicente Ferrero cabeza de familia y del negocio, comienza en Mantequerías Luján, una institución del barrio del l’Eixample conocida por todos los vecinos en la que se mantuvo fiel durante 33 años hasta su cierre. Por necesidad, con mucho esfuerzo y sacrificio tuvo que buscar un local para hacer lo que siempre ha hecho, ofrecer el mejor servicio a los clientes. Pero tenía claro que el lugar debía ser aquel barrio.  

Vicente tiene pasión por el barrio y sus vecinos y se le nota. Pasear por sus calles y ver el reconocimiento de los clientes y vecinos le genera una sensación de respeto y cariño mutuo impagable. Y ese cariño se transmite generacionalmente. Padres, hijos e incluso nietos acuden a comprar los indispensables de su despensa al negocio de confianza de los Ferrero.  

Gracias a ofrecer un servicio a domicilio gratuito para todos sus clientes durante muchos años ha consolidado compradores semanales que le hacen salir a flote frente a otros negocios. Vicente cuida a sus clientes con gran mimo y si necesitan algo que ellos no tienen, lo buscan para ofrecer el mejor servicio. Su gran repunte estuvo tras incorporar a su tienda unas cuantas mesitas en las que invita a un vino, un almuerzo o un picoteo de media tarde a sus compradores consiguiendo así clientes fijos diarios.  

Una de las cosas que Vicente recalca es que los clientes con el paso de los años han visto a su hijo crecer entre quesos y jamones. Y el niño que iba en vacaciones de verano y pascua a la mantequería donde trabajaba su padre, aprendió el oficio sin darse ni cuenta. Mano derecha de su padre, Carlos Ferrero sigue codo con codo en el negocio aportándole la frescura de la juventud y las nuevas ideas. 

Tanto es así que regularmente realizan catas de sus productos gastronómicos con bodegas que ofrecen un maridaje adecuado al producto. Además de tener un producto de calidad para que el consumidor lo conozca, mantienen estos encuentros como un momento agradable de desconexión y disfrute para el cliente. Lejos de tecnicismos y de una cata profesional al uso Carlos y Vicente planean estas catas como un descubrimiento de productos, vinos y de su local para aquellos que no lo conozcan.  

Carlos está a favor de usar y conocer el producto local que tenemos en València y por ello apuesta por el vino valenciano en su local. Reconoce la mejoría del producto tanto en calidad e imagen como en cuidado por lo que, bajo su punto de vista, el vino valenciano a día de hoy está en el top tres de mejores vinos.  

En su mostrador, grandes productos como jamón, sobrasadas y mermeladas. En sus mesas, deliciosos vinos, tablas de ibéricos o incluso berberechos en lata. Los Ferrero reivindican el negocio de barrio y el producto local de calidad con una atención al cliente personalizada difícil de encontrar en otros negocios. Padre e hijo desean seguir estando al pie del cañón ofreciendo sus productos y picoteos a pesar de las grandes superficies. 

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