Renace un mito de Yecla, el ‘Iglesia Vieja Reserva’

Pepelu González

Hablar de la D.O. Yecla es hacer referencia, en gran parte, a Bodegas La Purísima. Su extensión de tierras, con 3325 hectáreas de viñedo en la actualidad, suponen el 60% de esta peculiar denominación de origen. La uva monastrell, autóctona de la región, es la protagonista en la gran mayoría de los vinos de la zona, aunque a veces se encuentre acompañada por otras variedades que sirvan para dar un toque diferente a la elaboración.

Este caso se da en uno de los vinos insignia de la bodega, el Iglesia Vieja Reserva. Un vino que, tras más de veinte años satisfaciendo las necesidades de la clientela, ha sufrido una renovación, modernizándose con el fin de continuar agradando a los paladares más exquisitos y exigentes. Nueva imagen, diseño y, por supuesto, una calidad mejorada que hacen de este coupage un producto especial.

Elaborado con 75% monastrell, 18% syrah y 7% garnacha, se convierte en un tinto que desprende una armonía sin igual. Un vino que reposa, durante 16 meses en barricas de roble francés, en las que adquirirá unas características diferentes, donde destacaremos su aroma y el gusto en el paladar. Tras su paso por madera, el vino será introducido en la botella con el fin de integrar los aromas, las características de cada variedad y alcanzar la plenitud máxima de este producto en boca.

De este modo nace un vino con un intenso color rojo picota, con nariz intensa en la que podremos destacar aromas de pan de higo y balsámicos. Un tinto con una amplia entrada en boca, llena de matices y recuerdos especiados y con un final aterciopelado. Un producto que marida a la perfección a todos esos platos en los que la ternera es el principal ingrediente. También es perfecto para acompañar a platos compuestos por cordero y demás carnes de caza.

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