Jaime Nicolau
Hoy nuestra parada huele al norte de España. Un viaje al mar a través de un canto a sus sabores, a sus aromas… No es una nueva parada, es un retorno. Porque Barbados siempre ha estado ahí. Hemos sido nosotros los que quizás hemos tardado mucho en volver y en pararnos a contemplar como siguen trabajando con un cariño por el producto y su oficio que no es fácil encontrar en los tiempos que corren. Ha sido una tardanza que nos pesa, conscientes de que el tiempo no regresa. No puedo obviar que es el restaurante de cabecera de nuestros grandes amigos Carlos y Piedad. Prodigarse más es juntarse más. Y hacerlo en Barbados y con ellos siempre es una ocasión especial.
Maite y Paco abrieron Barbados un 22 de diciembre de 1988. Ella al comando de la sala, él de los fogones. Ese día, el del sorteo de la Lotería de Navidad repartieron, sin saberlo, un premio gordo a toda la clientela que han ido ganando desde entonces. Comenzó como un bar de tapas, ofreciendo ya por aquel entonces una variedad le hacía diferente del resto. La calidad del producto siempre ha sido su máxima, algo que perdura a día de hoy. En 1995 Barbados emprende una nueva etapa con una reforma integral del local. Se habilita gran parte para un comedor, con el enfoque ya de un gran restaurante, manteniendo su zona de bar y barra. Los parroquianos siguen fieles a un excelente producto. En 2015, y tras una trayectoria impecable, Barbados renueva por completo su imagen siempre con el objetivo de satisfacer a sus clientes y hacerlos sentir más cómodos. Y así llegan a hoy, «con las raíces puestas en nuestro pasado y mirando con ilusión el futuro. Todo ello para seguir sorprendiendo y ofreciendo una experiencia gastronómica única, basada en una amplia variedad de los mejores productos», tal y como reza la web de Barbados.
En Barbados hay una fórmula tan sencilla como infalible. Una vitrina para mostrar el producto que se «decora» a diario. Atlántico, Cantábrico y Mediterráneo se dan la mano en una sinfonía que mira al mar sin medias tintas. Así van a encontrar los mejores pescados y mariscos, pero sin olvidar el Mediterráneo, con una variada oferta de arroces y fideuás.
Nuestra visita empezó con unas Ostras Gillardeau. Le siguió, había que ponerse en manos de nuestros acompañantes, un espectacular Pulpo a la Brasa. Una ración de verdad, que es mucho decir con este plato en muchos locales de Valencia. El tercero de los entrantes, el que vuelve loca a Piedad: Tartar de Atún Rojo con Aguacate. Sólo este plato ya justifica una visita. Cerramos plaza con una bandeja de Marisco Hervido. Dejen un hueco para los postres caseros.
En vinos el visitante va a disfrutar. Los hay valencianos y mediterráneos, pero también opciones muy divertidas de viñedos Atlánticos. Déjense aconsejar.
Ésta la debíamos. La siguiente no la retrasaremos demasiado. Barbados es, sin duda, uno de los mejores locales de pescado y marisco de Valencia ciudad, y con una excelente relación entre precio y calidad. Vale la pena esta huída del centro de la ciudad.
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